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Pretérito Imperfecto

La patata caliente del taxi

El equilibrio entre el servicio público y la rentabilidad no es tal a día de hoy, a todas luces. Ahora bien, no es la mejor roncha para llegar a las elecciones municipales

Francisco Poyato

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Córdoba lleva una década -que puede ser más- con la misma ratio de licencias de taxi por cada mil cordobeses y es obvio que el supuesto equilibrio entre servicio público y rentabilidad que rige esta peliaguda actividad no es tal en estos momentos. ... A la ciudad llega mucha más población flotante (turistas y usuarios puntuales por variadas razones). Incluso sin registro oficial por lo de los pisos turísticos a los que ha habido que poner freno. La ciudad crece, como el propio alcalde nos viene repitiendo con orgullo en los últimos tiempos: tanto en el censo (véase el INE) como en su cintura urbanística, más ancha y dispersa con nuevos barrios más distanciados de los centros administrativos y de servicios básicos o comerciales. Córdoba ha entrado de lleno en el sector de los congresos y las ferias comerciales con un equipamiento situado en la periferia para el que se pide -por ejemplo- una parada de tren y por el que los visitantes y profesionales aumentan cada año. Los eventos en la agenda anual se han multiplicado: festivales, citas culturales, empresariales, vecinales, cofrades, académicas o deportivas -con un club en el fútbol profesional y una potente masa social-. La trama de servicios sanitarios ha elevado su oferta lo cual atrae a muchas personas de fuera. La gastronomía se ha convertido en un reclamo de 'gurmés' y apetitos locales. Hasta hemos visto aterrizar aviones comerciales, como una especie de cuarta dimensión, y hay tres aerolíneas con vuelos. Y todo ello sin contar a la BBC: bodas, bautizos y comuniones. O el calendario festivo primaveral y navideño, al que se viene potenciando como otro venero económico que genera movimiento por doquier. Al menos ocho de los doce meses del año cuentan con una sólida pléyade de actividad extraordinaria a la vida doméstica de una ciudad que es la duodécima en población de España. Y aquí podemos entrar a comparar con otras de la misma franja (no hace falta Madrid). En Bilbao casi se duplica el coeficiente. Y luego está la percepción subjetiva, que como en la seguridad ciudadana es reveladora -acertada o injustamente- sobre un problema concreto. Y ese ánimo particular nace en las paradas vacías a horas punta, los reclamos o los tiempos de espera. Ya digo, percepción subjetiva. Debemos descontar los años de pandemia, ya pasados, afortunadamente. Y que esta urbe es una de las pocas de cierto tamaño donde las VTC (los Uber, Cabify, etc...) no operan de manera incomprensible (o comprensible, dado el temor político a la 'patata caliente'). También la mejora del sistema de atención de los taxistas, que quizás no sea lo que está en cuestión.

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