Pretérito Imperfecto
Mayo desfallecido
Mayo es una suerte contradictoria de yincana placentera que frena el tiempo para refundar el sentido de ser cordobés
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Iniciar sesiónMayo desfallece entre una canícula bisoña. El mes frontera entre las olas de calor y la extraña y prolongada primavera de nuestro calendario se quita el traje de fiesta tras un ajetreo extenuante. Una suerte contradictoria de yincana placentera que frena el tiempo para ... refundar el sentido que tiene una de las cosas más importantes que hay, como escribió Antonio Gala: ser de Córdoba. Entregarse a mayo es un viaje de ida y vuelta: perderse para encontrarse a uno mismo. Celebrar la vida tras la muerte en la cruz florida, abrir las casas y las almas de par en par y henchidas de vitalidad; y festejar que estamos vivos rodeados de aquellos que siguen en nuestro viaje. Ética y estética de unos días tan paganos como divinos. Pura poética cordobesa.
Mayo suele ser el test de fuerza para aquellos que nos gobiernan. Una especie de Rubicón donde no se puede fallar. Pocas cosas se perdonan menos que un borrón en las jornadas en que los cordobeses le toman el pulso a cada centímetro y tradición de su ciudad. Comprueban si esa ciudad aprendida de pequeños sigue intacta en ciertos pilares que no se transgreden. Es por eso que cuando desfallece mayo brotan las promesas para tapar los desconchones que nos aparecen.
Tenía el Ayuntamiento de Córdoba un reto importante en la Cruces tras el malestar por el botellón incontrolado en que se habían convertido en las zonas más concurridas del Centro histórico. El mayor control policial establecido en un operativo reforzado y con más sentido ha demostrado que hay decisiones que no pueden aplazarse, ni aun cuando el temor a la impopularidad por hurgar en el disfrute pueda influir. Ni se pueden relativizar los hechos ni se pueden hacer oídos sordos. El resultado de las Cruces ha sido un serio aviso a quienes olvidan la esencia de esa celebración y 'parasitan' con bolsas de plástico y alcohol todo lo que puede sonar a desfase. Y el Ayuntamiento ha logrado paralizar una triste deriva y en ese empeño debe seguir.
La Fiesta de los Patios camina sola en un océano exitoso en el que ya sí van apareciendo algunos síntomas de saturación. Lo insinuaba el propio alcalde en sus comienzos aludiendo a que no sería negativo no batir récords de visitantes. Empezamos a tener la sensación de que los cordobeses estamos perdiendo el contacto con el Festival. Hemos dado un paso atrás -voluntaria o involuntariamente- en pos de la gran joya. Siempre se pide reflexión y es un complicado equilibrio.
La Feria de Nuestra Señora de la Salud sigue tan viva como su propio debate de personalidades. Porque sobre el sitio y la superficie no cabe discusión. La Feria ha alcanzado su medida y sólo cabe mejorar con más determinación la tramoya casetera y el ansiado confort del Arenal en medio de muchos (pequeños) aciertos y un ejemplar despliegue de seguridad. Mayo se fue y el cordobés vuelve a nacer.
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