time lapse
Las enseñanzas de Álvaro
La vida no cabe en un móvil por mucho que 'nos empeñen' y nos empeñemos
Preguntas y respuestas sobre la acción policial en el caso de Álvaro Prieto
El joven cordobés fallecido pudo colarse en Santa Justa en plena alerta antiterrorista
Córdoba
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Iniciar sesiónÁlvaro Prieto vive en el salón de nuestras casas desde el jueves pasado. Lo vemos despertarse, irse a clase, sumergirse en la realidad por la pantalla del móvil, comer a prisa y corriendo, estudiar a saco, colgarse la camisa más chula, ir al fútbol ... o entreverarse con los colegas por la noche. Por mucho que hemos querido quitarle sufrimiento y nerviosismo a Rafael y Julia, sus padres, y a su hermana..., teniéndolo todas estas horas en nuestro hogar, en nuestras conversaciones, en nuestra mente, en nuestras especulaciones y rezos, no ha sido posible hacerle más liviana esa carga trágica que han llevado con un estoicismo impropio de las circunstancias. Habrá que seguir ayudándoles a soportar una situación para la que ni nuestro idioma tiene palabra: perder a un hijo.
Como toda ausencia que abrasa, la herida duele pero acaba enseñando. Todos hemos tenido 18 años, hemos trampeado las normas con sentimiento de culpa y hemos jugado en el filo de la navaja con un escudo invencible. El ímpetu de esa mágica cifra lo pretende todo. Tal vez si Álvaro no hubiera sido educado y, por contra, hubiese provocado un altercado en Santa Justa, hoy estaría vivo. La Policía habría acudido para detenerlo y los impulsos se hubieran quedado en el fragor de la 'batalla' y una bronca para el recuerdo. Todo ha sido un cúmulo de fatalidades.
¿Qué muestra el vídeo que grabó el momento del accidente de Álvaro Prieto?
Silvia TubioEl visionado de estas imágenes, que no llegaron a la Policía hasta este lunes, muestran al joven saltándose una valla, subiéndose al techo de un tren, sufriendo la descarga y cayendo al hueco entre los dos vagones
La dramática muerte de este joven de 18 años deja agujeros que escuecen. Que la estación de Santa Justa es un queso gruyère por donde se coló Álvaro pero otro día puede colarse un loco. Que los protocolos de búsqueda de desaparecidos urgen una vuelta de tuerca, porque aunque siempre se pontifica con las primeras horas claves -y hay muchos casos de corto recorrido-, luego acaba retardándose la investigación. Que una batida a tiempo, en un espacio vallado de apenas dos kilómetros, hubiera ahorrado mucho calvario. Que la desconfianza nos hace cada vez más parias de la humanidad y la empatía. Que el verdadero auxilio no cuesta. Que las prisas las carga el diablo. Y que la vida no cabe en un móvil, por mucho que 'nos empeñen' y nos empeñemos.
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