Flora Córdoba 2022 | El festival se abre con geometría, color y creatividad bajo la bendición de la lluvia
Los patios desafían al agua en una jornada con las primeras colas
Córdoba
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Iniciar sesiónNo hay que reprochar nada a la lluvia. Con agua del cielo de las semillas nacieron los tallos y con ella los tallos terminaron en flores y pétalos. Con ella se mantienen frescas las obras de Flora aunque haya que adivinarlas entre el ... mar de paraguas.
El agua aparece siempre en las tierras secas como una bendición aunque sea para chafar un poco los días que todo el mundo querría disfrutar con un cielo azul y sin preocuparse por protegerse la cabeza, pero todo el que querría un día mejor tiene que saber que era casi una fiesta. Por el agua existe Flora y por el agua durante unas horas se puede decir adiós al fantasma polvoriento de la sequía.
A las once de la mañana de este viernes se han abierto a las visitas los patios de la quinta edición de Flora. Cuatro de ellos, porque el de Cordero Atelier en el Palacio de Viana ha permanecido cerrado hasta la tarde.
Allí, la autora ha querido desafiar el orden y el racionalismo que prima en el lugar para conseguir que la vegetación, muy variada, con colores y con mucha expansión, reine como lo haría en la naturaleza.
En el patio del reloj del Palacio de la Merced, Emma Weaver reflexiona sobre los distintos conceptos de la belleza. Ha llenado todo el centro del patio de lirios, una flor asociada a la realeza que sin embargo algunos piensan pasada de moda.
La autora reflexiona por eso sobre el buen gusto, pero también sobre lo liminar, sobre aquello que no se sabe si es una cosa u otra. En este caso, si es es estanque o campo de lirios, todos de color salmón y algunos todavía por abrir. Quizá por eso les ayude el agua.
Hay que verlo además a través de ventanas que se abren en los paneles azules que velan su misterio, en lo que su autora considera una invitación al 'voyeurismo'.
En el patio del Palacio de Orive ha dejado su obra Kokon, que es la firma artística de María Eugenia de Diego. Ya había avanzado que sería material burdo y no defraudó: la autora ha utilizado fibras vegetales de esparto y ha compuesto con ellas distintas formas que recuerdan a caballeras.
Se completa su trabajo con distintos sonidos a través de la megafonía, y que invitan al espectador a dar un sentido a lo que tiene delante de sí. Su intuición, dice la autora, tendrá que ser fundamental. Por todas partes abundan los grupos de turistas y los estudiantes de Secundaria con sus profesores disfrutando de la creación.
El color explota en el patio del Museo Arqueológico con la propuesta del nortamericano Maurice Harris, una estrella que ha llevado su trabajo por medio mundo. Su instalación gira en torno a un centro, en torno a la que ha dispuesto esparragueras pintadas de muchos colores que llaman la atención enseguida.
Del agua como fuente de vida al concepto de la belleza, cada instalación ofrece una reflexión al espectador
Como ha dicho, es una obra sobre la relación entre la luz y la oscuridad, sobre el proceso en que el color negro absorbe la luz y el blanco la rechaza. Por eso ha querido mostrar un amplio espectro cromático en una instalación en que la geometría es importante, con especies tan clásicas como claveles. Tiene un mensaje de que no se puede vencer a la reglas de la naturaleza.
En el núcleo ha enjaulado un centro muy estético con anthurium en que tendrán que reparar los deslumbrados por los colores. Y no es sólo allí: incluso en la fuente anterior y en las catas arqueológicas ha dispuesto plantas el autor, que ha aprovechado todos los recursos del lugar.
Sobre el agua que ha bendecido a Córdoba en el viernes de arranque de Flora ha reflexionado el japonés Yuji Kobayashi en el Patio de los Naranjos. Al visitarlo antes de empezar pensó que la fuente era el origen de la vida y quiso llamar la atención sobre los riesgos de alterar el ciclo vital de la tierra.
Su propuesta está marcada por lo vertical, porque quiere hacer un diálogo con la torre de la Mezquita-Catedral. Por eso utiliza hojas de distintas especies para crear algo parecido a un ciprés y una estructura que recuerda a las naranjas características de los árboles del patio.
Seguía el agua cayendo sobre Córdoba y los visitantes no dejaban de acudir a los lugares de Flora, como lo harán en las horas siguientes, cuando la lluvia se marche y deje la lección, que aprendieron los artistas, de que sin ella no habría nada que ver.
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