Finito de Córdoba se va de vacío en Baeza en su regreso a los ruedos y tras dejarse al primero vivo

El cuarto, que salió suelto y contrario, recibió dos coquetas medias antes del tercio de varas. Sin escatimar Finito y con pretensión de resarcir el infortunio ante el que abrió plaza, le propinó otra media muy ceñida y a pies juntos para preabrir el tercio de avivadores. Voluntarioso, se lo llevó a los medios donde dejó una serie templada antes de postularse con una siguiente, con dos derechazos por bajo muy largos que parecieron reconvencer al tendido. Finito recuperó largura en el tramo con la zurda, dejando dos series al natural con extensión, intercaladas y algo parsimoniosas entre posturas. Dos derechazos y dos naturales, en el recuerdo. Cerró una faena con una estocada que le hizo guardia eliminando opción de mayor rédito ante un toro que acabó sirviendo pero sin fuerza.

Morante regaló cuatro verónicas en su saludo capotero, mostrándose dispuesto y templado. Comenzó su faena de muleta al natural consiguiendo dos naturales de enganche que antecedieron a una secuencia extensa, templada y toreando con aplomo. Una serie menos rotunda con la diestra hizo remontar otra con la zurda, con algo menos de fondo de con escena de bella estampa. La res, siempre a menos y sin casta, aún permitió un lucimiento intermitente del toreo, bien plantado, elegante en las formas y con inspiración. Un ayudo por bajo de cartel de toros se anticipó a un errático culmen con el acero.

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Una verónica de cartel antes de una faena que comenzó doblándose por bajo con duende. Morante intentó con firmeza y aplomo conseguir extraer de un animal que humillaba, pero sin consecuencias favorables. Inservible, la res, que se quedó corto en el primer tramo de la faena y frenado en adelante. Sin oponente, puso fin con acierto más pronto que tarde.

Ortega, que no acabó de conectar en el saludo pese a intentar enganchar en una labor más de brega, dejó un quite de excelsa factura al delantal tras el primer tercio. Después de un arranque prometedor con la tela, dejándole la muleta puesta y guiando con mando, la res, brusca en general y echando la cara arriba, no concedió en el segundo serial, que fue más acelerado. El toro, pronto, obligaba a perder paso antes de la propuesta resultando una faena más de propósito que de obra pese a la incansable exposición del torero.

Al que cerró plaza, Ortega lo capoteó con elegancia para sacar a los medios. Lo mejor de la tarde con el capote, sin duda. El sevillano, supo conducir para meter en la talega pese al evidente defecto de salida del astado, suelto. Tras un tercio de varas discreto, el animal remontó algo en banderillas. Ortega, que brindó al respetable, arrancó con unos ayudados ejecutados con dimensión y sacando hasta del tercio. Con torería y franco, expuso la tela sabiendo dejársela en los seriales en la cara, ligando y asimilando que al tercero, el astado se quedaba corto. Bien plantado y pretencioso, no defraudó en su envite, destacando más sobre la diestra que al natural, donde la res tardaba en asimilar.

Remontó la faena de nuevo sobre el pitón derecho, con el que acabó cuajando todo aquello que pudo extraer. Al final, oreja.