el campo
La falta de relevo generacional y de rentabilidad acecha a la ganadería extensiva
El número de animales se ha reducido en Córdoba entre un 10 y un 14% en cinco años
Los retos de la ganadería extensiva, a debate en la Diputación de Córdoba

No son pocos los desafíos a los que se enfrenta la ganadería extensiva en los próximos años para garantizar su mantenimiento en el futuro. Se trata de una actividad productiva que históricamente ha estado muy presente en distintas zonas de Córdoba, aunque con una especial preponderancia en el Norte. Todos estos retos fueron analizados este pasado fin de semana por la asociación nacional que aglutina los intereses de estos productores (Anggex) en su segundo congreso que tuvo lugar en el Palacio de la Merced.
A pesar de que Córdoba sigue ocupando el primer lugar en Andalucía en cuanto al número de cabezas de bovino y de ovino, no es menos cierto que las cabañas han experimentado un descenso sensible. Los datos oficiales de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural indica que la cifra de ovejas y corderos existentes aquí a finales de 2024 ascendía a 559.931. Son más de 72.000 por debajo de los ejemplares registrados hace un lustro, lo que supone una bajada del 12 por ciento.
Lo mismo ocurre con vacas y terneras, cuya cuantía se ha reducido cerca de un 10 por ciento en el mismo periodo, hasta quedarse en un total de 149.335 animales. En cuanto al ganado caprino, son 51.264 cabezas las que había a finales del pasado año, casi 9.000 menos que en 2019 (-14,7%).
El problema más importante y acuciante al que se enfrentan estos productores es la falta de relevo generacional que dé continuidad a sus explotaciones. Así lo aseguró a ABC el presidente de Anggex, el cordobés Felipe Molina, quien alertó de que «la situación actual es muy preocupante, ya que tenemos una población dedicada a la actividad primaria cuya media de edad es de 61 años y más de la mitad tiene más de 50 años, lo que significa que en 20 años no queda un ganadero en extensivo si no se ponen ya soluciones encima de la mesa«.
Desde su punto de vista, «no es tanto un tema de conceder más o menos ayudas económicas como de que las administraciones públicas faciliten el acceso a la tierra a las personas que quieren incorporarse a esta actividad». El también gerente de Ganadería Las Albaidas recordó que el contar con una explotación es un asunto capital para este sector, ya que para tener derecho a cobrar las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC) se requiere tener un número determinado de hectáreas, de modo que, «si se relajasen esas condiciones, esos espacios sobrantes se podrían destinar para los jóvenes que aspiran a vivir del campo».
Molina dio un tirón de orejas en este asunto a los poderes públicos al recalcar que «es necesario que las administraciones apoyen más de lo que se están haciendo hasta ahora a las personas interesadas en coger las riendas de una explotación». En este sentido, recordó que su asociación lleva tiempo facilitando el contacto entre los ganaderos que se jubilan y productores interesadas en esas tierras y resaltó que firmas como Covap desarrollan programas similares para que las fincas no desaparezcan.
Para este dirigente, lo más importante es que las instituciones aumenten la oferta formativa que ya desarrolla el Ifapa con iniciativas como la de las escuelas de pastores. «Es preciso que el sector y las administraciones públicas nos sentemos en una mesa para buscar medidas que faciliten el relevo generacional. Nos jugamos el futuro del sector ganadero en extensivo y, por en ende, del sector primario«, subrayó.
Muy ligado a este capítulo se encuentra la introducción de la digitalización de las tareas diarias de estos ganaderos. «Se trata de un proceso muy necesario a fin de que los productores puedan desarrollar su actividad con una mayor facilidad y puedan también reducir su horario de trabajo«, sostuvo el máximo responsable de Anggex. En esta línea, citó como ejemplos de esta tecnología al GPS que »permite que a los ganadores no tener que estar pendientes constantemente de los animales y poder, de esta manera, poder llevar a cabo otras funciones«. También hizo referencia a los drones a la hora de controlar a los rebaños.
Finalmente, Molina destacó la necesidad de que la actividad sea rentable para asegurar su viabilidad, un objetivo que, a su juicio, pasa por unos precios adecuados, reducción de costes y una menor burocracia. El dirigente profesional recordó que «el cordero a principios de año valía 120 euros frente a los 73 que costaba al cambio en 1980, de modo que en 45 años el precio ha subido solo 47 euros, una cantidad muy escasa teniendo en cuenta todo lo que ha subido el coste de la vida en ese tiempo».
Un reconocimiento sin contenido
En diciembre de 2023 la Unesco declaró a la trashumancia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Sin embargo, los ganaderos que realizan esta práctica no están muy conformes con la forma en la que se está haciendo valer este reconocimiento. «Los productores todavía no henos visto ningún beneficio para nosotros en términos económico o en forma de ayudas o inversiones para mejorar aspectos como las vías pecuarias por las que transitamos para transportar a nuestros animales«, se quejó el presidente de Anggex, Felipe Molina. El dirigente destacó las aportaciones que esta actividad ofrece al medio ambiente «de forma totalmente gratuita por nuestra parte», como es el mantenimiento de CO 2 , la fijación de población rural y la prevención de incendios forestales.
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