INFRAESTRUCTURAS
La falta de alternativas al túnel del AVE encrespa a Villarrubia
Los vecinos denuncian la inseguridad del paso subterráneo de las vías, impracticable para personas mayores
Los vecinos de Villarrubia llevarán al juzgado el rechazo al paso elevado sobre las vías del tren
Córdoba
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Iniciar sesiónIr a la plaza del barrio puede darte la vida. Y no hacerlo amortajarte en el salón de tu casa. Que se lo digan a los poco más de seis mil habitantes de Villarrubia, el núcleo de población bajo el mando del Ayuntamiento de ... Córdoba y en la que el tren, y la Alta Velocidad en particular, no ha hecho más que acrecentar su herida urbana. La barriada periférica que le crece a la margen izquierda de la carretera autonómica que lleva a Almodóvar y a Posadas está enjaconada entre las vías férreas, que además la parten por la mitad.
Los vagones pasan raudos, volando, y en el primer vientre de la Tierra hay una mujer de edad avanzada que camina por un túnel oscuro, sórdido, para hacerse con los recados del día. La vecina se llama Juliana y vive en una de las casas bajas que motean la frontera de Villarrubia con la Vega.
Bancos, tiendas, farmacias
«Los bancos, las tiendas, las farmacias y el médico están al otro lado: llegar hasta allí, a mis ochenta y dos años y con estos problemas en las piernas que tengo, es una tortura del diablo», se queja mientras enfila la rampa descendente del paso subterráneo que salva las vías y que puso hace décadas en pie de guerra a quienes allí habitan. Los vecinos piden una estructura elevada con ascensores que haga más fácil y seguro el tránsito peatonal, y el nuevo motivo de queja es que el Gobierno central ha descartado acometer la infraestructura. El Consejo de Distrito ha anunciado más movilizaciones y que llevará el caso a los tribunales.
El contratiempo diario, por decirlo de un modo suave, al que se enfrentan los habitantes del barrio es que en su parte más cercana al Guadalquivir apenas hay servicios, nada más que una tienda del olvido, por lo que han de pasar por el túnel para cualquier gestión, esté oscuro, desierto o en su interior haya alguien sospechoso.
«Hace poco se cayó una señora y le mandé una foto a un partido político, pero ni han respondido»
María del Mar
Vecina
María del Mar es vecina de ese lado poco poblado desde hace tres años. «La situación está muy denunciada. Hace poco se cayó una señora y le mandé una foto a un partido político para ver si podía hacer algo para arreglarlo, pero ni siquiera me han respondido», resume.
«En esta parte nueva hay a cuatro niños dependientes, y sus padres tienen que coger los coches para todos los desplazamientos y cruzar por el puente que está al final de la barriada, a unos cientos de metros, en la carretera que va a Encinarejo. Y las personas mayores que tienen que ir a comprar o al médico, que lo tenemos todo en el otro lado, van con miedo de caerse con los carritos», se extiende. «Esto es una barrera arquitectónica incomprensible, y no sabemos ya qué vamos a hacer: nos hemos manifestado, hemos ido a los partidos políticos, a los medios de comunicación... Y nadie hace nada», concluye.
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La plaza del Doctor Gregorio Gracia, en la mitad más próxima a la carretera y la que suma el ochenta por ciento de los vecinos, concentra dos bancos —Cajasur y el Santander—, una clínica veterinaria, y un bar-cafetería, que tiene por nombre Acapulco.
Eva García es la mujer del dueño del establecimiento. «Yo ye hablo como madre: el instituto está en la otra parte [en la menos poblada] y por la mañana temprano hay muchos meses del año que el túnel está completamente oscuro, y cuando empiezan en primero de la ESO, que son casi niños, es peligroso, y cuando llueve mis hijas me han dicho que se encharca. Y este año ha habido problemas con gente no muy deseable que se ha puesto en la salida del paso», se lamenta.
«Cuando llueve se encharca, y los niños que van al instituto por la mañana lo cruzan a oscuras»
Eva García
Vecina
«Y luego están las personas mayores que vienen aquí a hacer la compra porque allí sólo queda un supermercado, y vuelven cargados por ese túnel que aunque tiene escaleras y rampas no es ni cómodo ni seguro», se expresa García.
El consultorio del lugar está en un edificio sencillo y bajo situado a unos quinientos metros de la plaza del Doctor Gregorio García. Allí mismo se encuentra una de las dos farmacias de Villarrubia, cuya titular es María Dolores Lora.
«El problema no es en sí el túnel, sino que está sin cuidar, que está mal iluminado... Hombre, son cosas fáciles de mejorar y no se mejoran. Entiendo que hacer un paso por arriba o enterrar el AVE no se va a hacer porque cuesta muy caro, pero lo que no es tan caro es arreglar el túnel que ya existe. Y no hay manera». En el paso suberráneo hay pintadas que parecen fósiles de la dejadez. 'Sexo duro', 'Te quiero', 'Los tullos por si acaso', se lee en las paredes en penumbra del mediodía como si nadie las fuera a limpiar nunca.
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