Dos turistas visitan Córdoba y alucinan al encontrar esta calle: «Es la más estrecha en la que hemos estado»

Situada a escasos metros de la Mezquita-Catedral y la Casa de la Concha, la Calleja del Pañuelo es uno de los puntos más fotografiados del centro histórico de Córdoba. Su singularidad radica en su anchura extrema: apenas unos 50 centímetros en su punto más estrecho. Este detalle ha sorprendido a dos visitantes que compartieron su experiencia en redes sociales: «Es la calle más estrecha en la que hemos estado», afirman mientras muestran imágenes del lugar.

La calle desemboca en una pequeña plaza sin salida, decorada con canto rodado típico de la ciudad. En este espacio tranquilo se encuentra una fuente de barro cocido con una hornacina, un pozo de origen árabe, restos de una antigua columna y varios naranjos que proporcionan sombra. Las casas que rodean esta plaza tienen valor histórico, ya que muchas de ellas pertenecieron o siguen perteneciendo al Cabildo catedralicio, como es el caso de la que hoy ocupa la Compañía de Santa Teresa de Jesús.

Tal y como sugiere su nombre, la etimología popular de esta calle está relacionada con este complemento: el pañuelo. En el vídeo grabado por los turistas, uno de ellos explica su interpretación del nombre: «Si tú agarras un pañuelo y lo estiras, te llega de punta a punta». Esta simpática idea no explica por sí sola el motivo por el que se llama Calleja del Pañuelo, aunque no va muy desencaminada.

La etimología de la Calleja del Pañuelo se debe a que su estrechez es comparable con la longitud de los pañuelos que llevaban antiguamente los caballeros en la solapa, que solían medir unos 50 centímetros. Esta medida coincide casi exactamente con la anchura del paso en su tramo más angosto. De ahí surgió el apelativo, que ha perdurado a lo largo del tiempo y se ha consolidado en el imaginario colectivo de la ciudad.

Aunque es conocida popularmente como Calleja del Pañuelo, esta vía figura en los registros oficiales del callejero de Córdoba bajo otro nombre: calle de Pedro Jiménez. Este dato puede pasar desapercibido para muchos visitantes, ya que la señalética turística destaca su nombre coloquial, mucho más llamativo y fácil de recordar.

No obstante, esta denominación oficial tiene también un significado histórico. Fue incorporada en los registros municipales para rendir homenaje a un personaje vinculado a la historia de Andalucía y del propio barrio donde se encuentra esta calle. La coexistencia de ambos nombres refleja cómo el uso popular y las decisiones institucionales conviven en el trazado urbano de Córdoba.

Pedro Jiménez fue un soldado de los tercios de Flandes, figura que forma parte de la historia militar de España en el siglo XVI. Según la tradición, fue él quien trajo a Andalucía una variedad de uva que, con el tiempo, adoptaría su nombre: la pedro ximénez. Esta uva es hoy fundamental en la elaboración de vinos dulces andaluces con Denominación de Origen, como los que se crían en el marco de Montilla-Moriles.

La conexión entre el personaje y la calle se refuerza por detalles como la presencia de parras en la misma vía, símbolo de la vinculación con la viticultura. El reconocimiento a Pedro Jiménez se materializó en la asignación de su nombre a esta estrecha calle, situada en pleno centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994. Aunque su historia ha sido eclipsada por la singularidad arquitectónica de la calle, su legado sigue presente en la cultura y el paisaje urbano de Córdoba.