Salud
El cuerpo a cuerpo contra los golpes de calor en Córdoba
Los profesionales sanitarios tratan y previenen estas situaciones día a día, en una lucha que concierne a personas de todas las edades
Tercer fallecido en Córdoba por un golpe de calor: un hombre de 72 años
Córdoba
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Iniciar sesiónEl golpe de calor es la cúspide en cuanto a gravedad en la escala de todas las patologías asociadas con las altas temperaturas. La provincia de Córdoba ha registrado este verano la muerte de tres hombres por esta razón y la lucha se libra ... desde muy diversos frentes en los que la prevención individual y colectiva es vital, sumado a la actuación de los profesionales. Aunque siempre se piensa en las personas mayores, nadie está exento. Ni los jóvenes, ni los deportistas ni los trabajadores.
Manuel de la Cal es médico de Emergencias y coordinador asistencial del Servicio Provincial de Córdoba. Preguntado por cómo tratan los casos derivados del calor, responde que hay varias patologías que pueden ocurrir cuando una persona está expuesta de manera continua a una temperatura elevada. Dependiendo del diagnóstico del profesional, el tratamiento va en una línea o en otra.
El golpe de calor es la situación más extrema y tiene una alta mortalidad: el cuerpo supera su capacidad para eliminar el exceso de temperatura con el sudor. Cuando alguien tiene una temperatura corporal de 40 grados o más y no suda, tiene la piel seca y hay una alteración del nivel de conciencia (no se despierta o está en coma, puede convulsionar) a esta persona en el medio extrahospitalario se le diagnostica con sospecha de golpe de calor. El diagnóstico de certeza se da con unos datos analíticos en el nivel hospitalario y, si fallece antes, el diagnóstico final es con una autopsia.
En la atención del 061 retiran a la persona de la zona de alta temperatura. Si están en la calle, lo disponen en la UVI móvil, que lleva aire acondicionado y le administran sueros fríos intravenosos, «una medida muy eficaz para bajar la temperatura corporal», indica de la Cal.
Otras patologías intermedias que requieren atención son el síncope por calor, cuando el paciente todavía tiene capacidad para sudar, pero la afectación cerebral ha llegado antes y hay una pérdida de conocimiento. Normalmente caen al suelo y al estar tumbados empiezan de nuevo a recuperar la conciencia. Estos pacientes son críticos, hay que tenerlos muy vigilados, y se trasladan al hospital.
Algo menos grave, pero en la antesala del peligro «es el agotamiento por calor, es cuando se queda sin fuerzas, no ha llegado a perder el conocimiento, es una lipotimia. Sigue sudando».
Los calambres musculares están en lo más leve, derivados por la sudoración excesiva para intentar controlar la temperatura alta, con la consiguiente pérdida de minerales como el sodio y el potasio, por lo que las extremidades se quedan agarrotadas.
«Los deportistas, por su buena forma física, a veces no detectan a tiempo el golpe de calor»
Manuel de la Cal
Médico de Emergencias y coordinador asistencial del Servicio Provincial de Córdoba
De la Cal insiste en los deportistas: están en buena forma y aguantan bien el trabajo físico, pero sufren patologías por calor debido a su alto nivel de entrenamiento. No se notan cansados. Sin embargo, el cuerpo va acumulando temperatura hasta que de pronto no es capaz de eliminar temperatura y entra en golpe de calor.
A veces no son conscientes de ello: «Mientras más entrenado estás, más riesgo de sufrir un golpe de calor inesperado porque estás muy adaptado al sufrimiento, al dolor». No pasan por el estado del calambre, el agotamiento, sino que directamente van al golpe de calor.
Entre los más susceptibles, cita a los niños de muy corta edad porque se relacionan de manera menos clara con los que están a su cargo, y a las personas mayores que tienen alteradas algunas vías de conciencia.
José María Jiménez Páez, geriatra del Hospital Quirónsalud Córdoba, y especialista del servicio de Urgencias de este centro, recalca que los mayores tienen alteraciones en el centro termorregulador del cuerpo y «son más sensibles, más frágiles a los cambios de temperatura», no perciben la sed o el calor. Por eso corren más riesgo de tener deshidratación y, si no se controla, golpe de calor, que «es una urgencia médica de libro».
¿Los síntomas del golpe de calor? Somnolencia, cefalea, mareo, inestabilidad en la marcha, caídas, tiritonas, dolor abdominal, náuseas y vómitos. En algunas ocasiones, desorientación, déficit de atención, enlentecimiento psicomotor, y «si eso no se controla puede pasar a una situación de golpe de calor, que sería un 'shock' del paciente con un fallo multiorgánico a nivel cardíaco, a nivel renal, a nivel pulmonar o digestivo», detalla Jiménez Páez.
Dato
«Hasta el 15% de los mayores sufre algún tipo de deshidratación en verano»
José María Jiménez Páez
Geriatra del Hospital Quirónsalud de Córdoba y especialista del servicio de Urgencias de este centro
Incide en que «hasta un 15% de los mayores frágiles con patologías crónicas sufren algún tipo de deshidratación durante el verano, tanto en medio residencial como en la comunidad. Es significativo». Este geriatra recuerda que el mayor, por definición, es un paciente pluripatológico, que tiene problemas cardíacos, hipertensión, renales, diabetes, colesterol y artrosis. Hay que motivarles continuamente en aportales líquidos.
Dentro de este sector resalta los pacientes con deterioro cognitivo o demencias (Alzheimer, Parkinson u otra patología neurodegenerativa), a los que hay que vigilar el tipo de líquido que toman, incluso darles gelatinas para que no se atraganten.
La clave está en las comidas más ligeras con menos cantidades: más frutas, ensaladas, verduras y más pescado que carne. En urgencias este verano está viendo episodios de deshidratación en el contexto de pacientes con patologías previas o problemas de memoria, que no se acuerdan de beber y a cuyos cuidadores se les da indicaciones para evitar que se repitan.
Lola Aguilera, enfermera gestora de casos referente provincial, explica que la campaña de intervención ante las temperaturas excesivas está activa desde mayo, con la actualización de los pacientes a los que hacen seguimiento añadido durante el verano de manera personalizada.
Dependiendo del nivel de riesgo de cada uno intensifican el seguimiento desde los centros de salud, de sus profesionales de referencia, de enfermería y de medicina. Establecen unos niveles de riesgo en función de sus condiciones de salud: patologías, medicación, trastorno mental grave o discapacidad.
Ven las situaciones sociales de vivienda y si viven solos o acompañados por otra persona mayor. Les hacen un seguimiento proactivo para darles recomendaciones que disminuyan los efectos de la temperatura en la salud. Cuando hay alerta amarilla, naranja o roja, hay más contacto telefónico y presencial para detectar signos de alarma y activar el recurso adecuado.
En acción
«Hacemos un seguimiento proactivo de los pacientes en riesgo desde el mes de mayo y durante todo el verano»
Lola Aguilera
Enfermera gestora de casos referente provincial
Actúan con los pacientes y los cuidadores dando pautas de prevención y cómo deben actuar ante la detección de cualquier síntoma; ofrecen recomendaciones a toda la población general: trabajan con centros de participación activa dirigidos a poblaciones de riesgo, con los centros residenciales de mayores y discapacidad, se hacen sesiones con las medidas básicas de prevención en cuanto a la hidratación, la no exposición, la ropa, la alimentación, el manejo de la medicación termosensible, la conservación de alimentos, no dejar a nadie en el coche y el no practicar deporte en las horas centrales del día.
Trabajan en prevención con residencias, centros de mayores y asociaciones. «Desde mayo tenemos las gafas puestas continuamente para actualizar el censo. Si hay altas hospitalarias de procesos agudos y personas que podemos considerar que estén en una situación de riesgo (con una fractura de cadera o un virus, por ejemplo) durante un periodo vamos a tener que tener un seguimiento más intensivo por la situación estival», asegura Aguilera.
Mediante el Plan Local de intervención para la situación de alerta roja, colaboran con el Ayuntamiento y Protección Civil para llevar a las personas que dan su consentimiento a refugios climáticos. Esta profesional apela a erradicar conductas temerarias, como hacer deporte al aire libre a las tres de la tarde a 42 grados, y seguir las pautas de prevención de riesgos laborales en el estío en profesionales muy expuestos, como jardineros, albañiles o de conservación de carreteras. «Es un trabajo de todos, hacemos todo lo que está en nuestra mano, pero a veces por desgracia llegan este tipo de situaciones».
Estos tres especialistas ven crucial que la población esté cada vez más concienciada y preparada para que que esos supuestos no se den nunca: evitar salir a las horas centrales del día, buena hidratación, ropa ligera, permanecer en las zonas más frescas de la casa, ventilar la vivienda por la noche, salir con sombrero y gafas de sol, y prestar atención a personas vulnerables que viven solas.
Víctimas mortales
El verano deja hasta el momento en Córdoba tres fallecidos por efecto del calor. En junio fue un varón de 58 años de edad tras desarrollar actividad laboral en la calle. En julio perdieron la vida un hombre de 75 años y otro de 72 años como consecuencia de las altas temperaturas. En los tres casos presentaban patologías previas.
Durante los últimos cinco años, el sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, recoge que desde el 15 de mayo de 2021 y el 30 de septiembre de ese quinquenio se han contado en la provincia de Córdoba otras 124 muertes atribuibles al calor excesivo.
Muertes por calor extremo en Córdoba: la provincia registra 125 en los cinco últimos veranos
Davinia DelgadoEl año más letal fue 2022, cuando se contabilizaron 66 decesos atribuibles a las altas temperaturas
El verano más negro en estos términos de ese periodo reciente resultó el de 2022, con 66 fallecimientos relacionados con las temperaturas extremas. Durante el de 2023 se registraron 32; un total de 22, en 2021.
Frente a esa tónica, las cifras de 2024 fueron muy bajas, con cuatro muertes por esta causa, según los datos de ese organismo estatal.
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