Así eran las Cruces de Mayo de Córdoba en su nacimiento hace cien años

La realidad es que el Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena está en el germen de la recuperación de la fiesta popular de las Cruces de Mayo. Está documentado que este organismo, que está más vivo que nunca hoy en día, fue el organizador de una Cruz de Mayo en 1924 en el patio de su sede social.

En concreto, el Centro Filarmónico, con el firme objetivo de restablecer la fiesta popular, con mucho arraigo en el siglo XVII pero que se perdió posteriormente, impulsó una velada con una Cruz de Mayo como eje central de la celebración. Curiosamente, la cruz fue realizada por el famoso escultor Fernández Márquez, lo que da una dimensión del objetivo de real de impulsar el retorno de las cruces.

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El segundo patio señorial de la casa del palacio de los Páez de Castillejo acogió la fiesta en mayo de 1924. Allí se organizaron varios conciertos y bailes. También una tómbola que aumentó la recaudación. La cruz ya seguía el patrón actual de un gran adorno de flores, aunque con el toque del artista se definió incluso «como una obra de arte» en la época.

También un grupo de fieles del Cristo de los Faroles decidió implementar, también en mayo de 1924, una velada en la plaza de Capuchinos. Curiosamente, la cruz fue la propia escultura. El día de la Santa Cruz se adornó con bombillas de luz eléctrica cubiertas de papel (una especie de farolillos). La plaza también se engalanó.

Allí actuó incluso la banda municipal de música para amenizar la velada. De hecho, acudió el alcalde José Cruz Conde y también un nutrido grupo de concejales. El oficioso apoyo institucional a la recuperación de la fiesta de las Cruces era evidente.

Han pasado cien años de aquello. Ahora, las Cruces de Mayo llegan a su centenario. Pero, lo hacen desde aquel germen que ahora será recordado. Fue decisivo también el impulso del año siguiente. Tras el éxito de las cruces de 1924, el alcalde impulsó un concurso oficioso en 1925. Sin el respaldo de la Corporación para ser oficial, el bastón de mando optó por permitir la inscripción en un registro el 2 de mayo y otorgar unos premios en la edición del 25.

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Este primer concurso oficioso comenzó con 20 participantes inscritos. Hubo 9 entidades sociales y 11 domicilios particulares. De hecho, una de las diferencias de entonces a ahora es que se celebraban directamente en los patios de las asociaciones participantes o en los domicilios de los particulares. Hoy en día esa costumbre ha mutado para celebrarse en las principales plazas públicas. La Sociedad de la Juventud Recreativa, en la calle Ocaña, 1, ganó el primer premio: 75 pesetas. Hubo dos segundos premios (50 pesetas) y cuatro terceros (25).

Los años 1924 y 1925 aparecen con el restablecimiento de la tradición de las Cruces de Mayo en Córdoba. Sin embargo, tardó tres décadas más hasta que el Concurso tomó fuerza de oficial con la autorización del Ayuntamiento de Córdoba. La primera edición del certamen con este cálibre se celebró en 1953. Entonces lo hizo de la mano de los Patios de Córdoba. Al año siguiente, en 1954, ya tomó autonomía. Tal y como está en nuestros días.

A partir de los años 70 es cuando el movimiento cofrade empieza a sustituir a las entidad sociales y a los domicilios de vecinos para la celebración de la fiesta. Desde entonces, sale a la calle y los adornos florales se limitan a la cruz sin verlos en las plazas, paredes o zonas adyacentes.

Este año, el Ayuntamiento celebrará este 2024 un calendario de actividades para promocionar que el Centro Filarmónico Eduardo Lucena, en mayo de 1924, tuvo la gran idea de impulsar el restablecimiento de las Cruces de Mayo. Fue tal su éxito que la tradición ha durado cien años para llegar en un gran momento a nuestros días.