CÓRDOBA ENTRE LÍNEAS
Cristóbal Lovera: «La política está hoy en una postración total»
Fue el primer secretario de la UCD de Suárez en Córdoba y estrenó el puesto de delegado de Agricultura con el PSOE. Se formó en Suiza y en Versalles
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Córdoba
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Iniciar sesiónEn un momento dado de 'La gran belleza', la película de Sorrentino, uno de los protagonistas hace una reflexión que a Cristóbal Lovera se le ha quedado grabada y que él ya tenía por uno de sus principios de vida desde ... antes incluso de escucharla en el cine: «No quiero perder más tiempo haciendo cosas que no quiero hacer».
Eso fue lo que pensó este ingeniero agrónomo de ochenta años cuando, en 1989, dejó la política para siempre y se volcó en la actividad privada. Nacido en Córdoba en 1942, en plena posguerra, Lovera se crió en el seno de una familia burguesa con domicilio en el Paseo de la Victoria y, después, en la también céntrica calle Eduardo Dato. De su infancia tiene vívidos recuerdos y otros que rescata de la memoria con la ayuda de unas cuartillas con varias notas con las que se presenta en el encuentro con ABC.
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«En esa época, en la de niño, vives muy abierto a todo. ¿Sabe usted por qué Puerta Gallegos se llama así? Porque allí se ponían los gallegos, que eran gente muy fuerte, pegados a la pared, en el zócalo: había un bar que hacía esquina y allí iban a contratarlos para mover cosas pesadas, maquinaria, armarios grandes», relata. A su padre, nacido en La Rambla, le cogió la Guerra Civil en el último año de Medicina, se fue al Ejército y cubrió la contienda completa en Caballería: no llegó a acabar la carrera, porque al término del conflicto armado su abuelo lo recondujo hacia los negocios familiares, desde finales del siglo XIX centrados en la rama agroalimentaria y en la producción de energía eléctrica. «Mantenemos ambos negocios», señala quien es el segundo de cinco hermanos y padre de dos hijos.
Alumnos de Los Maristas, Lovera completó el Bachillerato en Suiza y estudió Ingeniería Agronómica en Madrid con estancias prolongadas en institutos de investigación de su especialidad en Francia, como por ejemplo la Escuela de Versalles, anexa al palacio del mismo nombre. Recién titulado formó parte a finales de los años sesenta del siglo pasado del grupo de trabajo gubernamental integrado en los Planes de Desarrollo que realizó el primer diagnóstico moderno de la agricultura española siguiendo el modelo del que ya existía en Estados Unidos. Fue de los primeros profesores de la Escuela de Agrónomos de la Universidad de Córdoba (UCO) y se metió de llenó en política durante la Transición: Lovera fue el primer secretario local de la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez. Además, ocupó el puesto de delegado de Agricultura del Gobierno central en Córdoba entre 1980 y 1982 y el de primer delegado de la Junta de esa misma materia en la provincia, entre 1983 y 1989.
-¿La política envilece? O al contrario.
-Es una actividad muy noble, pero ahora estamos en una situación de postración total. Algo que ha hecho mucho daño en la política es aquello del 'no es no'. Eso es la antipolítica, la negación de la política, porque la política es el pacto, el diálogo, el vamos a ver. La política ha de ser la mano tendida siempre. Así lo entendimos en la Transición, donde decidimos pactar. Y hoy eso es imposible.
-Alfonso Guerra se queja de eso a propósito de su último libro: de que los dos grandes partidos no hablan entre ellos, pero sí con otros de los extremos.
-Sí. Y eso es malo. Porque eso envilece la política. Los grandes temas, y ahora tenemos un gran tema como el catalán, tú no puedes sacarlos adelante si no hablas con un bloque que representa a una mayoría clara de este país. El diálogo entre los grandes partidos se usa a diario en Francia, en Italia o en Alemania.
-En su etapa política coincidiría con Antonio Hernández Mancha en Córdoba: él asegura que en los primeros años ochenta les insistía a sus amigos cordobeses en que el futuro de la provincia no pasaría por la agricultura, sino por su posición geográfica.
-Lo afirmo también. Podemos discutir que si Antequera o Córdoba. Pero finalmente es Córdoba. Tú te vas a la estación y un tren te coloca en cualquier parte de España. Eso no tiene precio. La centralidad de Córdoba desde el punto de vista del transporte es básica y fundamental. Y eso la coloca como una ciudad de futuro, como lo es de pasado.
-¿Cómo valora la evolución de la agricultura en Córdoba en las últimas décadas y la de la formación en la materia? Me refiero a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam) y a la extinta ETEA.
-Es indudable que se ha producido un salto adelante muy importante, en todos los sentidos. Tanto ETEA como la Escuela de Agrónomos han aportado muchísimo. ETEA aportó una rama económica, y al principio se volcó en la técnica empresarial agrícola, y fue fundada además con los fondos que cedió un gran agricultor y empresario de Córdoba. Y la Escuela tiene una historia de éxito. El campus de Córdoba tiene tres vértices, es una potencia de hacer ciencia a nivel mundial. Los tres vértices del triángulo son la UCO, el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) y el Ifapa: el 'know how' de ese triángulo es muy importante dentro y fuera de Córdoba.
«La punta de flecha de muchas técnicas que se están ejecutando en todo el mundo ha nacido en Córdoba»
-La directora de la Escuela de Agrónomos, Rosa Gallardo, aseguró hace unos meses en estas mismas páginas que pensar que la agricultura de Córdoba estaba anclada en la tradición era un tópico.
-La punta de flecha de muchas técnicas que se están ejecutando en todo el mundo ha nacido en Córdoba. Los méritos de la genética o de los cultivos son esenciales en este sentido.
-En la cumbre de los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) que se celebró en septiembre en Córdoba el ministro Luis Planas insistió en que se trataba de una oportunidad para mostrar cómo se cultivaba en terrenos áridos o con problemas de sequía. ¿Qué tiene que enseñarle al mundo el agro cordobés?
-Evidentemente, las técnicas para cultivar en esas condiciones que usted cita están muy avanzadas. La forma de producir escatimando el agua, el riego deficitario, se ha desarrollado aquí, sobre todo para el olivo.
-Cómo se explica que haya dos comarcas de la provincia de Córdoba con un problema gravísimo de abastecimiento de agua.
-Ahí creo que la solución es un trasvase entre cuencas, un tema que en España es casi tabú. La interconexión es básica, en todo, en la vida, en la economía: toda la red eléctrica está interconectada, si no no podríamos funcionar; las carreteras están interconectadas, como las infraestructuras de aviación. Pero en el tema hidráulico... es algo que se acarició pero no fue posible porque la política no apostó por ello. Sería genial pasar el agua de arriba a abajo o de abajo a arriba. El trasvase Tajo-Segura es un éxito brutal, y es el único que tenemos. En Andalucía sí hay un ejemplo: de Granada se ha podido pasar a Almería, y ha funcionado bien. La interconexión Guadiana-Guadalquivir sería acertada, si no, la solución sería rebombear desde pantanos que están más al sur de los que están ahora prácticamente vacíos.
-Cuando nos hemos saludado me ha comentado que esta semana ha estado en un charla sobre el futuro PGOU de Córdoba en Bodegas Campos y que le había parecido muy interesante.
-Sí. Porque hablaron de la Córdoba del futuro, en la que se mantienen como elementos fundamentales el anillo verde, que hay que ir cerrando, el anillo vial, que también hay que acabarlo, con lo que esta ciudad será cada vez más vivible y más agradable.
Montalbano y Sicilia
-El psicólogo clínico Vicente Sánchez, a quien entrevistamos aquí hace dos semanas, dice que usted es, como él, un gran aficionado a la buena mesa y a las novelas de Andrea Camilleri.
-Sí, sí. Hay restaurantes de Sicilia que tienen la foto de Montalbano en la puerta. Vigata es el pueblo donde Montalbano ejerce de policía, pero no existe, es una ficción. Pero el espíritu de Montalbano impregna toda Sicilia, y hay platos dedicados a Montalbano, vinos dedicados a Montalbano. Sicilia es un sitio al que hay ir. Hay que ir. Es una maravilla.
-Sobre la frase de 'La gran belleza'. ¿A qué piensa que ha dedicado tiempo sin que lo merezca?
-Pues hombre, yo no me recriminaría... ¿Que podría haber hecho otras cosas? Pues sí, claro. No estoy muy arrepentido de las cosas que he ido haciendo. No le puedo pedir cuentas a mi pasado porque creo que he estado en los sitios que tenía que estar y donde he estado he hecho lo que creí que debía hacer. Cosas que he dejado de hacer, muchas.
-¿Como cuáles?
-Son secretas.
-Alguna podrá contar.
-Tengo una gran afición, que es la lectura, y luego tengo otra a la que no le he dedicado el tiempo suficiente: el ilusionismo. Eso es así. He hecho mis pinitos. Soy muy amigo de Juan Tamariz. Los aficionados tenemos un círculo reducido en Córdoba y nos reunimos el sábado [por ayer] para la celebración atrasada de San Juan Bosco.
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