sociedad
Córdoba se vuelca con la memoria de sus difuntos en los cementerios
Los camposantos lucen llenos de gente, con actos religiosos, actuaciones de música de capilla y la primera vez que hay permiso para ir con mascotas
Día de Todos los Santos en Córdoba: el precio de un entierro completo se acerca a los 3.000 euros
Alfredo Martín-Górriz
Córdoba
«Dice San Agustín que una lágrima se evapora, una flor se marchita,pero la oración por nuestros difuntos permanece para siempre». Quien cita al santo, teólogo y escritor cristiano es Luis Miguel Martínez, misionero del Instituto de Verbo Encarnado que vino desde su misión ... en Túnez tras la llamada del entonces obispo y ahora emérito, Demetrio Fernández. Junto a otros compañeros se ocupa del apostolado realizado desde la ermita de Nuestra Señora de la Salud. Durante el 1 de noviembre ha sido el encargado de oficiar diversas misas en el cementerio del mismo nombre, que se ha llenado de cordobeses, al igual que el de San Rafael, mucho más multitudinario en unas fechas tan señaladas en las que durante todo el fin de semana, la ciudad recordará a los que ya no están siguiendo la tradición católica.
El ambiente en los cementerios de Córdoba el Día de Todos los Santos
Valerio MerinoCentenares de cordobeses visitan a sus seres queridos en los cementerios
En el cementerio de San Rafael, el bullicio es extraordinario, un trasiego constante de gente al que se incorporan nuevas costumbres, como la fotografía de familiares por el móvil mientras adecentan las tumbas o ponen flores, con el objeto de mandárselas a otros miembros de la familia vía whatssap o quizá subirlas a las redes sociales. Agustina Martínez, abuela de la pequeña Adela, va enseñándole a la niña diversos nichos, y contándole quienes fueron sus ancestros.
En un sitio está la abuela que la niña no conoció, en otro sus bisabuelos... «Le voy contando historias de la familia para que los conozca y sepa quién es», explica. En otra calle cercana, miembros de la familia Ortiz-Seguera han cogido una enorme escalera con plataforma para limpiar la tumba de abuelos, tíos abuelos y tíos ya fallecidos: «aprovechamos todos los años este día para que luzcan bien el resto del año, aunque solemos venir con cierta frecuencia, ya que vivimos cerca».
En el exterior del cementerio, los puestos de flores crean un pasillo con perfumes inconfundibles. Juan Guillermo Benito, de Viveros Santa Bárbara, en La Carlota, lleva casi 20 años montando su tenderete, que empezó a funcionar el pasado 30 de octubre. «Se venden miles de paquetes, miles de ramos, lo que nadie se puede imaginar», precisa. Este floristero habla también de nuevas tendencias o cambios de costumbres en este mundillo: «Antiguamente se solicitaba mucho el crisantemo o la marimoña; hay clásicos como la margarita, pero ahora se buscan otras cosas, como ramos que vienen ya hechos o bouquets, ya que las nuevas generaciones prefieren no complicarse tanto».
Novedad
Este año, en el Día de Todos los Santos, se permite por primera vez acudir al cementerio con mascotas, y en el de Nuestra Señora de la Salud pasea Carlos Llagas junto con su pareja y su perrita, una caniche llamada Valentina. Curiosamente desconocían esa medida y, sencillamente habían entrado dada la señalada fecha más por sentido cultural o histórico que religioso: «hemos venido a ver panteones de familias ilustres, o las tumbas de personajes famosos, aunque sobre todo lo que hay aquí son toreros».
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Francisco Gómez y Juan Calleja aprovechan estos días para ofrecer sus servicios de escalera, pintura y limpieza por la propina que consideren las personas que quieran acicalar las tumbas familiares. Están casi una semana desempeñando esta necesaria labor. «El resto del año me busco la vida desde trabajar en la aceituna a vender cleenex en el semáforo», cuenta Gómez. «Yo pinto pisos o hago lo que sea también para buscarme la vida», añade Calleja.
En este camposanto, suenan partituras de música de capilla, como el Ave María de Vavilov; Anima Christi de Marco Frisina; A Santa Cruz de Manuel Font; o A la Virgen, de J.M. Delgado. Los responsables son Francisco Javier Coello, Victoria Montes y Máximo Bernabeu, trío de fagot, oboe y clarinete que actúan con el nombre de Ars Sacra. «Llevamos más veinte años especializados en música de capilla, campo que estaba un poco abandonado por los profesionales de la música, por lo que lo hemos adaptado al tiempo y cubriendo necesidades tanto de hermandades como de organismos públicos, con una gran aceptación», detalla Coello.
«Estamos aquí para dar testimonio de la comunión de los santos, es decir, la unión de los que estamos vivos en este mundo con los de aquellos que están vivos en la eternidad: debemos rezar por aquellos que aún no han llegado al cielo; pero aquellos que sí han llegado, los bienaventurados, rezan por nosotros», concluye el misionero Luis Miguel Martínez, cuyas palabras dieron comienzo a este texto.
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