Los puntos débiles del Córdoba CF en su mala racha liguera

La ausencia de Gudelj y los errores defensivos

No es casualidad que los cuatro partidos en los que no ha participado el central serbio se tradujesen en cuatro derrotas de los blanquiverdes (Sanse, Cacereño, Mérida y Alcorcón). La jerarquía del serbio en el eje de la zaga se ha hecho imprescindible en el Córdoba. A pesar de llevar un solo año en el equipo, es un pilar fundamental y cuando no está, el equipo se desmorona atrás. Los errores defensivos aparecieron en los dos últimos encuentros de los blanquiverdes siendo más notables y recientes los de José Alonso y Jorge Moreno ante el Mérida. El equipo, a pesar de dominar el encuentro, cede muy fácil al rival que consigue acercarse a la portería de un Carlos Marín que no puede salvarlo todo.

El fracaso de la segunda línea

Una de las máximas del equipo es contar con todos los jugadores enchufados y conectados para poder jugar en cualquier momento. Las rotaciones han sido una herramienta perenne en el esquema de Germán Crespo. En la temporada pasada, los jugadores del banquillo ofrecían el mismo nivel que los titulares, pero este año, la cosa cambió. Jugadores como Sergio Benito, Cedric Teguia, Ramón Bueno o José Alonso no han conseguido llegar al nivel de sus compañeros y la brecha entre titulares y suplentes se amplía cada vez más.

Sin pólvora en las grandes ocasiones

El Córdoba siempre se ha caracterizado por ser una apisonadora ofensiva, es el máximo goleador del equipo, pero cuando su pólvora se moja, lo nota. En tres de las cuatro derrotas de la temporada, no vio portería. Es significativo este dato pues el Córdoba siempre ha optado por un estilo de juego vertical en el que asedia la portería rival y encaja una media de 2-3 goles por partido. La toma de decisiones en los últimos metros no ha sido la adecuada en los últimos encuentros y el equipo lo ha notado.

La presión del líder

El Córdoba cuenta con un hándicap que no tienen el resto de equipos. Es el líder de Primera Federación y por ello, los rivales acuden al duelo con la moral por las nubes y con una dosis de intensidad extra que no ponen en otros encuentros. En determinados momentos, los jugadores se han mostrado inquietos y apresurados por cerrar el partido cuando lo que requería era más calma.