El milagro que tiene que obrar Manuel Mosquera en el Córdoba CF para jugar el play off

La etapa de Germán Crespo acabó de forma abrupta a sólo unos días de cumplir dos años al frente del banquillo cordobesista después de una mala racha de resultados que llevó al equipo a sumar sólo dos victorias en 15 partidos, situarse séptimo en la clasificación y estar ahora mismo a cinco puntos de distancia de la promoción, que abre el Celta de Vigo B, a falta 24 en juego para los blanquiverdes, que tienen un partido menos.

Mosquera, un técnico de la confianza de Javier González Calvo, tiene por delante importantes tareas para marcar un punto de inflexión en la trayectoria cordobesista: que los jugadores recuperen la confianza y cambiar su estado anímico; que el grupo logre el punto óptimo goleador que tuvo al inicio del curso; que vuelva el desequilibrio y descaro de antes; que regrese esa presión alta que tan buen resultado le dio a nivel defensivo durante tanto tiempo; y hacerlo con un calendario terrible por delante.

La plantilla es un fantasma de lo que era. Los jugadores blanquiverdes han perdido la confianza a nivel individual y también como colectivo. Sólo hay que ver determinadas actitudes en los partidos para comprobar que el estado anímico del plantel está por los suelos. Por eso, la función prioritaria de Mosquera en esta primera semana en El Arcángel es lograr que los futbolistas recuperen la confianza en sí mismos y en los compañeros.

El Córdoba CF tiene gol, pero ha desaparecido. Es algo poco habitual en el mundo del fútbol, pero le ha sucedido de forma casi espontánea. Tras 15 jornadas arrollando a sus rivales con una pegada brutal, el equipo ha entrado en barrena y no ve puerta con facilidad. Mosquera debe convencer a sus jugadores en estos primeros días de trabajo de que son capaces de volver a tener el acierto goleador del primer tramo de competición. Sólo con un nivel alto de anotación, por su fragilidad atrás, será capaz de superar este bache y volver al play off.

El juego del Córdoba CF más brillante tenía un perfil muy marcado. Entre sus virtudes destacaban su velocidad, descaro y desequilibrio por banda. El talento individual de jugadores como Simo, Carracedo o Calderón capaces de llegar a línea de fondo superando rivales y creando situaciones en el área. Por muchos motivos, quizás la falta de competencia en esa posición tras enero, esta cualidad se ha diluido. Sus extremos tienen que volver.

Sin duda, otra tarea pendiente es la de recuperar la mejor versión defensiva del Córdoba. Su sello en los mejores momentos del curso pasado y la primera mitad de éste ha sido su capacidad para presionar al rival en su área, recuperando el balón muy cerca de zonas de peligro y generando rápido ocasiones de gol. Esa presión en bloque alto marca de la casa es fundamental que regrese para que tenga opciones de obrar el milagro de jugar el play off.

El Córdoba de Mosquera tiene que conseguir esos hitos sin tiempo ni margen en la clasificación para el error. No hay tiempo para la adaptación, sólo para marcar ya el punto de inflexión. Además, lo buscará con un calendario infernal, especialmente en casa: Alcorcón, Deportivo, Racing de Ferrol, San Fernando y Badajoz.