La fe que salvó al extremo del Córdoba CF Cristian Carracedo

Desde el principio. Cristian Carracedo sufrió un Trastorno Obsesivo Compulsivo, coloquialmente conocido como TOC. En este caso, de superstición. Por tanto, el jugador tenía la necesidad de realizar o evitar una acción para evitar una consecuencia negativa.

En declaraciones a ABC, Carracedo comentó que el fallecimiento de su padre «le marcó mucho» y el punto de inflexión en el que sintió la necesidad de pedir ayuda fue la temporada pasada, cuando vestía la camiseta del Linares. Ahí, «me puse en manos de los psicólogos y la fe siempre ha estado ligada».

Un trastorno que le afectó mucho en su vida diaria. Su calidad de vida, «era malísima», según explicó el jugador. Por poner un ejemplo, Carracedo recordó que, con el Linares, fue incapaz de viajar hasta Andorra con el equipo por este problema». Supo desde entonces, «que no podía seguir así».

Las enfermedades mentales suelen estar más invisibilizadas que el resto. Para Carracedo, «si todo esto sirve para ayudar a la gente, bienvenido sea». Para él, «como todas las enfermedades, sea mental o física, necesita esa visibilidad, ese apoyo y que no sea vea raro».

Llevándolo al terreno del fútbol, el jugador remarcó que «igual que tienes un esguince y tienes que tratarlo, si tienes un problema mental, debes actuar igual». A día de hoy, en el mundo del fútbol es tan importante cuidarse físicamente como mentalmente. En ello está de acuerdo Cristian Carracedo.

«Se está demostrando que en el fútbol, como no tengas bien la cabeza, vas mal», explicó el jugador. Emerge ahora la figura del psicólogo deportivo que Carracedo ve «muy necesaria en todos los clubes». Para él, «al igual que se tiene un preparador físico o un nutricionista, se debe tener un psicólogo».

Cristian Carracedo se aferró a la fe para poder seguir adelante. «Al principio me lo tomé como una superstición más, las que están relacionadas con Dios, si rezaba me iba a ir bien». Sin embargo, empezó a descrubir cosas que no sabía y que le hicieron encontrar la felicidad y serenidad que buscaba.

«Ir a misa o estar rezando solo en la parroquia con una imagen expuesta me hacían sentir mejor, también llevo un colgante en forma de cruz». Carracedo dejó «todo en manos de Dios y así no te preocupas tanto de las cosas, intentas hacerlo cada día lo mejor posible pero al final solo él puede controlarlo».

El sacramento de la confesión le hizo ver que la fe le estaba ayudando. Según cuenta, «al principio me confesaba y salía igual que entraba». Sin embargo, «es verdad que desde que empecé a sentir los pecados como algo que me hacía sentir sucio por dentro, sentirme limpio al salir de la iglesia es algo que me ha ayudado mucho y me ha sorprendido gratamente».

En la fe como en el fútbol hay que prepararse y ejercitarse. Para Cristian Carracedo, «no solo vale con decir que eres cristiano e ir haciendo luego el mal por la vida». Lo comparó con un entrenamiento en el Córdoba CF, «igual que entrenas cada día puedes ir a misa, no digo que abandones tu vida, pero para ir una vez a misa no hay excusas».

El fútbol y la de, dos mundos difíciles de encajar a los que «hay que dedicarle mucho tiempo», según Cristian Carracedo que ha demostrado como salir de una complicada enfermedad mental y relata ahora, con la perspectiva del tiempo, una auténtica historia de superación que sirve para visibilizar más este problema en el mundo del fútbol.