Las dos caras del Córdoba CF en su arranque liguero acrecientan las dudas

Aunque las expectativas estaban muy altas tras un mercado de fichajes ilusionante (con muchos cambios al final), parece que estas incorporaciones no han sabido adecuarse al esquema de juego de Iván Ania. Y es que, tras haber pasado por los meses de pretemporada y el inicio liguero, el preparador ovetense no ha repetido once en ninguna de las citas de la competición. La falta de puntería arriba, la irregular presión característica de Ania o el encaje de piezas se antojan claves en este mal comienzo.

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Si bien es cierto que figuras como Vilarrasa, Fomeyem, Isma Ruiz y Sergi Guardiola –Jacobo no pudo estar en Anoeta tras su expulsión- han estado presentes en todos los partidos, únicamente cuatro jugadores de once han dado argumentos suficientes para salir de titulares. Respecto al primer partido de la temporada, curiosamente, Iván Ania solo hizo tres cambios en comparación al plantel que presentó en Anoeta, y dos de ellos fueron obligados.

Con un Alex Sala que cerró su fichaje con el Lecce italiano y Jacobo sancionado, la única novedad estuvo en la portería con la incorporación de Iker Álvarez. Al igual que en Gijón, en esta jornada se pudo ver a un Córdoba poco creativo y sin mordiente, motivado por un centro del campo inoperante que no fue capaz de encadenar varios pases consecutivos ni encontrar profundidad a la hora de atacar. Esto le facilitó la vida a un conjunto txuri-urdin que supo destruir la presión alta califal y tampoco tuvo que emplearse a fondo en la defensa.

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En contraposición a esto, en la parcela defensiva en el cómputo global sí se pudo ver una imagen algo más seria, sin embargo, los errores puntuales siguieron siendo lapidarios. Tras dos saques de esquina calcados en los que casi encajan el primer gol, siendo uno de ellos anulado por fuera de juego, los blanquiverdes no aprendieron y se vieron por detrás en el marcador con tres lanzamientos de córner en un periodo de cinco minutos.

El daño pudo ser mayor al cometer un penalti en un nuevo error a la hora de cubrir las espaldas, el fallo más reiterado de la temporada, pero Iker Álvarez se puso la capa de héroe para mantener a los suyos en el partido. Nuevamente, acciones aisladas salieron muy caras ante un equipo que no generó en exceso.

Volviendo al once, parece que el Córdoba no ha logrado sustituir a las figuras de Álex Sala y Antonio Casas, dos bajas que a la larga han demostrado ser muy sensibles. Sobre el catalán, Iván Ania ya ha utilizado de inicio a todos los efectivos que tiene a su disposición en la demarcación del mediocentro, pero ninguno de ellos ha logrado asemejar las prestaciones de Sala.

Sin una brújula que guíe el camino dentro del campo, el ataque cordobesista pierde poder desde la medular, impidiendo que se puedan realizar llegadas desde el centro y que los extremos tengan que tirar de individuales que no suelen llegar a buen puerto. Esto puede resultar ilógico con un equipo que ha ganado la posesión a su rival en seis ocasiones, pero al no existir cierto criterio con el esférico este dominio se queda en agua de borrajas.

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También es bastante grande la sombra de Antonio Casas. El rambleño tuvo un comienzo de competición estelar al anotar varios goles cuando el equipo todavía no estaba aclimatado en la categoría y, una vez el juego blanquiverde estuvo entonado, su falta de eficacia en la segunda vuelta se pudo suplir gracias a la labor de sus compañeros.

Ya en la actualidad, Sergi Guardiola sigue sin carburar y no se ha postulado como una referencia ofensiva al desaparecer en numerosas ocasiones entre la zaga rival. Además, comanda un ataque que ha realizado 75 disparos de los cuales 30 han ido entre los tres palos, reflejando únicamente ocho tantos.

A domicilio se ha visto a un Córdoba muy por debajo de su nivel, pero en El Arcángel la imagen no ha cambiado mucho. Tras tres partidos, los blanquiverdes se vieron superados por Las Palmas, hecho que pareció repetirse ante el Castellón pero que pudieron solventar en la segunda parte para lograr la victoria. No tuvieron continuidad estas buenas sensaciones en la siguiente fecha ante el Andorra al ver a un conjunto cordobesista irreconocible.

Ya en la última cita como local contra el Racing, en gran parte del encuentro se pudo ver a un Córdoba superior, pero tras encajar el primer gol, se disolvieron como un azucarillo. Finalmente, en un ejercicio de pundonor en su estadio, los califales lograron la gesta de igualar un partido que estaba muy cuesta arriba.

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Estos indicios se vinieron abajo en la visita a Anoeta, por lo que la falta de regularidad ha sido una de las notas predominantes de este arranque donde los blanquiverdes no han logrado encadenar dos partidos convincentes.

Por último, en el mercado estival se realizaron quince incorporaciones, cifras algo sorprendentes tras la buena temporada que se realizó un año antes, pero llegaron bajo la etiqueta de dar un salto de calidad al plantel que ya había. Hay que readaptar a un equipo nuevo al completo con más de la mitad de sus efectivos de nuevo cuño.

Aunque se pudieron ver cinco fichajes en el once contra la Real Sociedad B, parece que todavía no se han aclimatado al estilo de juego de Iván Ania tan agresivo. Precisamente, el término «identidad» ha estado en boca del ovetense a lo largo de la temporada, especialmente a la hora de indicar que no se encontraba conforme con lo que veía sobre el verde.

Las nuevas llegadas, además de no solventar por ahora la gran cantidad de goles que se encajaron en la campaña pasada, han agravado esta faceta y parece que no encuentran el balance entre la presión alta y no dejar descuidada la retaguardia.