La colección artística del Círculo de Córdoba, como nunca antes se vio

Detrás de este trabajo, que ya se puede conseguir de forma gratuita y que se titula 'Las artes plásticas en el Real Círculo de la Amistad', está casi una década de trabajo de Roberto Carlos Roldán Velasco, director de Cultura de la institución y nieto del que fuese durante décadas jefe de mantenimiento de la casa.

De los recuerdos de su abuelo sobre las exposiciones que en los 50 y 60 del siglo XX albergaba el Círculo y de sus visitas de niño al edificio nace esta filia que no quedará aquí, pues en los próximos meses aparecerá una versión extendida en Almuzara en la que se desarrolla en extenso toda la información que Roldán ha acumulado en estos años de trabajo minucioso.

Noticia Relacionada

El Círculo de la Amistad quiere desarrollar tours virtuales para dar a conocer su colección artística

La iniciativa forma parte de su proyecto de musealización del centro, que ya está en marcha y pone a disposición de los visitantes todo su patrimonio

El autor explica que el origen del proyecto está en la necesidad que existía «de poner en valor las colecciones del Círculo, pues ni siquiera los propios socios conocemos a menudo la importancia de los fondos que tenemos ni la relevancia de muchos de los artistas que están representados en la colección».

Recuerda que, gracias al apoyo de la directiva, el primer paso fue localizar las diferentes obras que estaban repartidas por el inmueble y recabar información sobre ellas, algo para lo que se contó con diversos especialistas de los diversos periodos. El único trabajo previo con el que se contaba era una catalogación parcial, «un conato» según explica Roldán, que lideró el profesor y pintor Francisco Zueras Torrent a finales de los años 70.

El proceso de estudio ha arrojado finalmente una cifra de casi 100 obras de arte, lo que convierte a la Colección del Círculo en uno de los fondos artísticos más importantes de la ciudad, y no sólo por el amplio número de pinturas y esculturas sino por la importancia de los nombres que en ella coinciden.

Especialmente, de dos periodos brillantes del arte español: la Edad de Plata, con nombres como Julio Romero de Torres, Díaz Huertas o Mateo Inurria entre otros, y las décadas que van desde finales de los años 50 hasta la Transición, de los que quedan en la colección del Círculo obras de Ginés Liébana, Equipo 57, Rafael Botí, Manolo Millares, Fernando Zóbel, Teresa Duclós, Aguilera Amate, Aurelio Teno, Julia Hidalgo o Juan Cantabrana entre otros muchos.

El volumen, editado en formato muy manejable, se estructura según las diferentes salas del inmueble. Analiza en cada caso obra por obra, con reproducciones de gran calidad y que, según explica Roldán, han tenido su dificultad por la ubicación de algunas de ellas como los frescos. Tras un prólogo didáctico sobre la vinculación del Círculo con las artes plásticas y las exposiciones, se dedica un capítulo de especial importancia al que quizá sea el espacio más reseñable del Círculo, el Salón Liceo.

Roberto Roldán traza ahí la historia de esta fastuosa estancia de estilo vienés que se inauguró en 1867. Presta especial atención a los diez lienzos del Salón del pintor sevillano José Manuel Rodríguez de los Ríos Losada. Encargados en 1870, retratan diferentes momentos de la historia de Córdoba como la notificación de la pena de muerte a Séneca, la entrada de Fernando III El Santo en la ciudad, la presentación de Colón a Isabel la Católica, la entrada del Gran Capitán victorioso en Nápoles, el martirio de San Acisclo y Santa Victoria.

De igual modo, la guía también estudia a fondo los lienzos del techo, que pertenecen a una reforma del siglo XX y que fueron encargados al pintor malagueño José Fernández Alvarado. Muy a la moda del momento, son cinco óleos sobre lienzo en los que se hace una alegoría a la pintura, la literatura, la escultura, la música y la danza.

La siguiente parada del recorrido se centra en el Salón de los Sentidos, en el que sobresalen los cinco óleos dedicados a la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato y que son obra de un artista especialmente apreciado por Roldán y del que considera necesaria «una recuperación». Es el pintor cordobés e histórico ilustrador de Blanco y Negro y ABC Ángel Díaz Huertas.

Otros espacios de estudio son el salón de Alfonso XIII, donde se pueden ver cuadros de interés de Enrique Romero de Torres o del propio De los Ríos Losada, y también la escalera principal y el vestíbulo, pues allí se encuentran hoy los magníficos cuadros que a Julio Romero de Torres le encargó el Círculo en 1905 y que hasta finales de los años 20 estuvieron en el Salón del Tresillo.

Por ser su autor uno de los más célebres pintores del XX español, quizá sean las obras más conocidas del Círculo y sobre las que más se ha escrito. Son lienzos de gran formato con diferentes alegorías de las disciplinas artísticas, de la inspiración y del amor, a las que se une el cuadro 'Rosas en la balconada', un alarde modernista con cinco metros de base y que es anterior, de finales del XIX.

Las últimas paradas de la visita guiada se detienen en la Sala Alfonso XIII de la primera planta y por último en la maravillosa Biblioteca del Círculo, una de las más fascinantes de Córdoba. En el primer espacio se exponen las obras de arte contemporáneo que la institución ha acumulado desde finales de los 50 hasta la actualidad, muchas de ellas procedentes de las exposiciones que realizaba el Círculo tanto de artistas cordobeses en su Galería Céspedes como de figuras nacionales en la Sala Liceo, gracias, según explica Roldán, a un acuerdo que se alcanzó con el Ateneo de Madrid. Allí hay desde esculturas de Venancio Blanco a obras de Fernando Zóbel, sin olvidar una gran representación del mejor arte cordobés de los últimos 75 años.

Por último, en la Biblioteca se puede disfrutar del trabajo del gran escultor cordobés Mateo Inurria, que realizó el diseño de los adornos de la misma -el artesonado, las archivoltas y repisas y los medallones de homenaje- tras un encargo que le realizaron en 1900.

El paseo y la guía de Roberto Carlos Roldán por estas grandes obras que cruzan 150 años de historia y creatividad ponen orden a algo que estaba ahí pero desordenado. Poner al día un legado que convierte al Círculo en espacio museístico y que aún brilla más en estos días primaverales en los que el olor de los jazmines se extiende por las estancias para crear un clima pictórico y natural casi intemporal.