El claustro de Regina y los restos del convento en Córdoba, para una nueva fase que los convertirá en jardín arqueológico

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Valerio Merino

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En el claustro quedan dos de las galerías, con columnas y capiteles góticos de los llamados de moñas, algunos bastante dañados por la fragilidad de la piedra, y en el centro una fuente decorada con cerámica de Talavera. De este material quedan también cenefas en la galería.

De las galerías perdidas han quedado columnas, basas y capiteles que se guardan en la iglesia, y que podrían reponerse, igual que el bolo. También se recuperarían las pinturas que han quedado, aunque eso será en un momento posterior.

Rosa Lara, arquitecta corredactora del proyecto, explica que la idea es que en la primera crujía, la más próxima al acceso por la calle de La Palma, haya unas pequeñas dependencias administrativas, mientras que el resto, al menos según los planes anteriores, sería un jardín arqueológico.

Hubo actuaciones de limpieza, pero la vegetación ha crecido con tanta fuerza que le ha dado un aspecto de selva. Se construirá también un ascensor para que puedan subir al coro y a sus actividades las personas que no puedan subir por la escalera de caracol.

La historia del convento de Regina Coeli es más rica en desventuras que en dichas. Fue una fundación de Mencía de los Ríos, viuda de Luis de Venegas, en 1499, para enterramiento suyo y de su marido, y perteneció a monjas dominicas. Se construyó en el siglo XVI y sufrió un incendio en 1651 que hizo perecer las pinturas de Antonio Vela, como cuenta Ramírez de Arellano en los 'Paseos por Córdoba'.

Una epidemia de fiebre amarilla mató a catorce monjas en 1808 y tuvieron que marcharse; volvieron, pero el convento se suprimió en una desamortización poco después. Desde entonces la iglesia fue teatro de aficionados, fábrica de monedas, fábrica de paños y en el siglo XX secadero de tocino y bodega, y quedaban barriles cuando lo compró el Ayuntamiento.

El convento era enorme: llegaba hasta las calles Gutiérrez de los Ríos y Alcántara, aunque perdió la mayor parte de esta extensión. En 2015 comenzaron unas obras para recuperarlo, pero no terminaron y se perdió la financiación del Plan Turístico de Grandes Ciudades. Tras varios intentos, la actual tiene que ser la definitiva.