guerra de ucrania
Cinco meses con ucranianos en el salón de casa
La guerra en Ucrana por la invasión rusa no ha acabado pero decenas de familias ucranianas cinco meses después de su llegada a Córdoba han regresado ya a su país y a Polonia
Agricultores cordobeses traen a 50 refugiados ucranianos: «Hemos hecho lo correcto: echar una mano»
Córdoba
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Iniciar sesiónEl 24 de febrero estallaba la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia. Días más tarde, con las imágenes en los telediarios de los tanques rusos atacando Kiev, llegaban a Córdoba las primeras madres ucranianas con sus hijos, huyendo del horror de la ... guerra. La solidaridad en la provincia brotó de mil formas. En la Campiña cordobesa dos vecinas de Montilla se convertían en las primeras anfitrionas en acoger a ucranianos en el salón de casa. En este caso eran María José Marqués y María de Mar García-Arévalo, que esperaban un 28 de marzo a las puertas de la Finca Duernas, entre Santa Cruz y Espejo, la llegada de un autobús de Pérez Cubero que traía a cincuenta refugiados de la invasión de Ucrania.
La propietaria de esta explotación agraria, Soledad Serrano, fue la impulsora del viaje junto a la plataforma de Agricultores con Ucrania. Soledad explica a ABC que en esta finca dieron esta primera acogida a los refugiados ucranianos hasta que poco a poco con ayuda de muchas familias cordobesas fueron acogiéndoles en sus casas y dándoles trabajo. A día de hoy, otros tantos permanecen en la finca trabajando mientras varias familias ya han podido regresar a su país.
Una de estas familias de acogida en la capital cordobesa que no dudó cuando Soledad lo planteó fue la de Elena Tortosa y su marido. Este matrimonio, con un hijo de 5 años, estaba preparando en un piso de tres dormitorios la habitación que iba a estrenar su pequeño cuando llegaron a casa Tetiana, de 54 años, y su hija Victoria, de 20 años, de Ucrania. No se lo pensaron dos veces, relata Elena, porque «era una situación de emergencia». Esta joven cordobesa reconoce que cualquier convivencia puede ser complicada pero estas dos mujeres lo pusieron muy fácil.
«Son tremendamente discretas, educadas, no querían molestar ni que fueran una carga para nosotros, y en absoluto lo han sido. Desde el primer minuto querían colaborar en todo sin importunar, siempre con mucha educación y respeto a la familia».
Sin embargo en esta tarea no han estado solos: «Hemos contado con el apoyo de todo el mundo que estaba pendiente de nosotros, por si nos hacía falta algo para ellas. Les han dado trabajo en el campo a la madre en la finca de La Reina y prácticas en un centro de estética 'Coconails' a la hija. Durante este tiempo no han querido nuestra ayuda económica», cuenta Elena.
«Nunca se han quejado de nada; la madre se levantaba cada día a las 5.30 de la mañana para ir a trabajar al campo y es un trabajo duro, más con el calor sofocante; pero jamás se ha quejado», insiste.
Tortosa explica que el idioma, al principio, fue lo más complicado. La hija rápidamente comenzó a entender todo pero a la madre le costaba más. El traductor de Google ha sido el gran aliado en el salón de casa para entenderse entre esta familia cordobesa y estas dos vecinas de Krivói Rog. Las dos han recibido clases gratuitas de español en la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón.
«En casa el traductor de Gooble ha sido el gran aliado para entendernos»
Elena Tortosa
Familia de acogida de ucranianos
«Durante este tiempo -casi cinco meses- todo han sido facilidades por parte de muchas personas que han estado ayudándonos», agradece Tortosa a todo el entorno.
Madre e hija, desde el primer día tenían documentación en regla en España, estaban dadas de alta en la Seguridad Social y «su comportamiento ha sido ejemplar». «Son maravillosas; estamos encantadas; nos hemos ido de vacaciones y ellas se han quedado en casa cuidándola y preparando su viaje a Polonia, más cerca de su país porque la tasa de paro es más baja y creen que les puede ir mejor», asegura Tortosa.
«Para ellas es una oportunidad nos dicen, pero se marchan este martes y estamos con una pena terrible; las dos son muy cariñosas con nuestro hijo de 5 años», cuenta esta cordobesa.
Tortosa asegura que al principio todo el mundo les decía que estaban locos, que cómo se iban a meter todos en un piso, pero tenían claro que era una situación de emergencia y había que hacer algo por ellos. «Pero más que por ellas, para nosotros ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que hemos tenido; el mérito es suyo, sin dudarlo, son las que están en contacto con sus familias en medio de una guerra; han dejado su casa que está con grietas porque los bombardeos han caído muy cerca y no saben si podrán regresar a su hogar», asegura Tortosa.
Reinventarse en Polonia
En su país, la madre ucraniana era auxiliar de clínica en un hospital y su hija estudiaba estética. Ahora tienen que volver a reinventar su vida. Como esta historia hay cientos en la provincia. La ONG Accem en Córdoba ha confirmado a ABC que muchas de estas familias, como la mitad de las que llegaron en marzo ya han podido regresar a Ucrania. Es el caso de una madre y su hija residentes en una familia de acogida de Palma del Río, que desde el anonimato cuentan que ambas llegaron de Leópolis y pasaron tres meses en esta localidad de la Vega del Gualdaquivir.
«Ya han vuelto a Ucrania porque la situación allí ha mejorado y han podido regresar a su casa que estaba en pie», explican. Esta familia palmeña reconoce que ha sido una experiencia extraordinaria tenerlas en casa y poder ayudarles y convivir con ellas, pero que decidieron volver a su país hace más de un mes después de ver que el exprimer ministro Boris Johnson y la presidenta europea, Ursula von der Leye, visitaban Ucrania en llamas.
«La familia que se dejaron atrás, con la que contactaban diariamente, les iban relatando el día a día de la guerra, y en medio de esa tregua en su ciudad han podido regresar», cuenta este palmeño que ha acogido a esta madre y su hija de Leópolis. Muchos otros refugiados están en el viaje de vuelta, lo cuenta la delegada de la Accem en Córdoba, Estefanía Utanda, una ONG que mantiene 342 plazas en Córdoba para estos ucranianos que llegan huyendo de la guerra. «Acompañamos y hacemos un itinerario personalizado para buscarles empleo, colegio... tanto para los que llegaron sin familias de acogida y les buscamos una plaza en nuestro sistema para refugiados como para aquellos que tras meses con familias de acogida -que han sido muy generosas con ellos-, al prolongarse la situación han acudido a nosotros», completa.
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