Agricultura
Cierre «nefasto» de la campaña del cereal en Córdoba con caída de producción y precio
A 30 de junio la superficie de este cultivo en la provincia ascendía a 107.000 hectáreas, 3.909 más que en 2022
La sequía marca el comienzo de la recolección de cereales en la provincia de Córdoba
Córdoba
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Iniciar sesiónComo consecuencia de la sequía, la gran mayoría de los cultivos están experimentado severas bajadas de sus cosechas durante este año. En contraposición, al haber menos oferta en el mercado, los precios están siendo más elevados, siendo el aceite de oliva el ejemplo más claro ... . Sin embargo, en el caso de los herbáceos, y más concretamente en el caso del trigo, cuya campaña de recolección acaba de finalizar en Córdoba, la situación ha sido muy distinta. En este caso también la producción ha sido sensiblemente inferior a la del año pasado, pero las cotizaciones han experimentado un descenso muy importante.
Un reciente informe de coyuntura publicado por la Delegación Provincial de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural señalaba que «la campaña de recolección de los cereales de invierno ha terminado con rendimientos por hectárea y en calidad, en general bajos, y cotizaciones también muy por debajo del año anterior». Las comarcas del Norte junto con la Campiña son las principales zonas productoras de herbáceos en Córdoba.
Los motivos principales son la baja pluviometría y los efectos negativos de las precipitaciones registradas en mayo y en junio, en plena recolección
Los últimos datos oficiales publicados por la Administración autonómica, actualizados al 30 de junio, indicaban que la superficie de este cultivo en la provincia ascendía a 107.000 hectáreas, 3.909 más que en 2022, lo que representa una subida cercana al 4% por ciento. Sin embargo, en lo que se refiere al producto más representativo de esta categoría, el trigo, se observó un descenso de este indicador del 3,5 por ciento, hasta llegar a un total de 62.500 hectáreas, siendo más acusada la bajada correspondiente al duro (-4%). La realidad es bien distinta para la cebada y la avena, con sendos crecimientos de su área sembrada del 27,3 y el 9 por ciento.
El técnico de Asaja en Córdoba, Antonio Monclova, afirmó a ABC que la campaña ha sido «nefasta» tanto desde el punto de vista de la producción como de la calidad. Sus previsiones son que la cosecha ha podido disminuir entre un 60 y un 70 por ciento. Los motivos principales son la baja pluviometría y los efectos negativos de las precipitaciones registradas en mayo y en junio, en plena recolección, puesto que hizo germinar la espiga de trigo, lo que redujo la excelencia del cultivo, junto a la merma del peso específico del grano, que ha pasado en un año del 85 al 70 por ciento. «Esto ha supuesto un desastre para los agricultores que no han podido vender sus producciones a las industrias del pan, la pasta y las galletas al no reunir los requisitos mínimos impuestos por este sector», destacó el representante de la patronal agraria.
Cetisur es una firma con instalaciones en Fernán Núñez y en la capital que está especializada en varios productos, como es el caso de los herbáceos. Su consejero delegado, Alfonso Moreno, detalló que la caída de la cosecha de trigo este año ha sido «brutal», cifrada en hasta dos tercios a la correspondiente a 2022, debido a que los rendimientos medios han pasado de 3.000 a 800 kilos por hectárea. A su juicio, las lluvias de primavera generaron daños en la producción, pero también en la calidad del cultivo, algo que también afectó a la cebada.
Frente a lo que suele ser habitual, esta menor cantidad de alimento recolectado no ha supuesto una subida del precio, sino que ha ocurrido lo contrario. Las estadísticas de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural apuntaron la semana pasada que la tonelada de trigo se pagaba al agricultor a una media de 253 euros por tonelada, una cifra que contrasta con los 451 euros que se abonaban hace un año por los efectos directos de la guerra de Ucrania, algo que en los últimos meses no ha sucedido.
Sin impacto por la guerra
A este respecto, Moreno recordó que España ocupa un papel muy pequeño en el contexto mundial de los cereales y que las previsiones internacionales, sobre todo en principal país productor, que es Canadá, son que la cosecha sea este año muy buenas, lo que tira las cotizaciones hacia abajo. En cuanto al hecho de que el conflicto armado en Europa no tenga ya efecto en los precios, este directivo señaló que los valores de este herbáceo ya experimentaban una subida antes de que Rusia iniciara las hostilidades en febrero del pasado año, lo que da a entender que el impacto de la invasión en el mercado del trigo era ya entonces limitado. «Lamentablemente, nos hemos acostumbrado a convivir desde el punto de vista comercial con la guerra», aseveró este experto.
En relación a los que puede ocurrir en los próximos meses, el representante de Cetisur estimó que «los precios se mantendrán estables o ligeramente al alza, salvo que ocurra una catástrofe climatológica». «Lo que sí observo -prosigue- es mucha volatilidad en el mercado, caracterizándose por los dientes de sierra, con continuas bajadas y subidas de los precios en días consecutivos, por lo que animo a los agricultores a que se asesoren bien con empresas especialistas antes de tomar decisiones en la venta de sus producciones».
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