Cien años del primer trayecto de Aucorsa en Córdoba

«Los domingos hemos de llevar al pueblo al campo, que es su expansión, sin olvidar tampoco a los más sedentarios que utilizan su descanso para admirar una producción teatral o cinematográfica», decía López Izquierdo en su exposición. Atendiendo a la fisonomía de la capital planificó la Línea A, de Este a Oeste y que comunicaba a los vecinos de los populosos barrios de San Lorenzo, Magdalena, San Andrés y otros con las estaciones del ferrocarril, así como al cuartel de Alfonso XII, en el otro extremo de la línea; la Línea B, de Norte a Sur, «que partiendo del puente romano, comunique los populosos barrios del Campo de la Verdad y de la Catedral con el centro, sin olvidar tampoco a los de Santa Marina y Puerta del Rincón»; y la Línea C, que llamó de ''semi-circunvalación', y que partía del cuartel de Alfonso XII, «pasando por la Fuensantilla y continuaba hasta el paso a nivel del Pretorio, y luego hasta la Estación Central».

Para poner en marcha el proyecto, de carácter privado, los promotores optaron por la compra de modelos de bus la marca de Lancashire 'Leyland Motors Limited', cuyos vehículos operaban por aquel entonces en ciudades como Londres, y que tenían capacidad para cuarenta y cinco viajeros.

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Uno de los impulsores de la iniciativa materializada en 1923, que recibió el sello comercial de 'Autobús de Córdoba' y que nació con un capital de 750.000 pesetas, fue Manuel Enríquez Barrios, exalcalde de Córdoba y diputado en Cortes, y a él se sumaban Joaquín Carbonell y Mariano Amo Ramos y otros hombres de negocios como los señores Sotomayor, López (de la Banca Pedro López), Cañete del Rosal, Merino, Jimena Cañada, Barroso y Ruiz de Castañeda. Los precios del viaje estaban entre los 10 y los 15 céntimos.

«Pero a pesar de las buenas intenciones y de las esperanzas depositadas en el progreso y mejora del servicio de transporte público, los escasos datos específicos con los que contamos para el resto de la década de los veinte nos sugieren que la empresa debió entrar pronto en una situación de deceleración y decaimiento», indica en su estudio José Manuel Ventura.

Pasaron cinco años y, a finales de la década de los 20 siglo pasado surgió una nueva iniciativa de transporte público, mas esta vez por medio de un tipo de vehículo que en la época se hallaba en desarrollo: el trolebús. El proyecto fue presentado por el onubense Juan Pera Bayo al Ayuntamiento cordobés el 11 de abril de 1928. En él se especificaba que el servicio constaría de seis «autobuses tranvías tipo París», marca Delahaye, con el itinerario que se le designase y con tres líneas fundamentales: de circunvalación, en el interior de la población y hacia la Sierra. Tampoco tuvo éxito y fracasó en unos meses.

El siguiente salto hay que buscarlo en los años de la Segunda República y bajo las siglas SATA, que respondían a las iniciales de la empresa Sociedad Anónima de Transportes Automóviles. Los tres primeros vehículos, construidos por la empresa bilbaína Naval Somúa llegaron a la ciudad el domingo 1 de marzo de 1931, y durante ese año se matricularon en Córdoba siete autobuses de esta marca para atender el servicio.

«La primera línea puesta en marcha debía atender al punto de la periferia que, a buen seguro, atraería a un mayor número de usuarios: el sector industrial y residencial de Poniente, enlazándolo con el centro comercial y de negocios. Discurría entre la plaza del Salvador y la Electromecánica», precisa el autor de la investigación en el que se basa este reportaje. SATA fue quien prestó el servicio de bus en Córdoba durante la Guerra Civil, y sobrevivió al conflicto bélico: en 1938 se hizo con una nueva concesión municipal del servicio en exclusiva.

No fue hasta 1953 cuando nació Autobuses de Córdoba (Aucorsa) bajo el auspicio de José Rubio López y Joaquín Cabezas Fresno. La plantilla se componía en 1958 por 51 conductores, 50 cobradores, 20 profesionales de talleres, 8 de oficinas y 15 en otros puestos. Una década después, en 1967, casi se había doblado la plantilla, pasando de 144 a 286 empleados: dos directivos, un técnico no titulado, catorce administrativos, 234 obreros cualificados (entre conductores, cobradores y personal de taller), 29 operarios no cualificados y seis empleados como personal no remunerado. Durante la década de los sesenta continuó el crecimiento y renovación del parque de vehículos, y llegó a duplicar su número (de 50 en 1959 a 100 en el ejercicio 1969).

Una década después, y con la llegada de los primeros ayuntamientos democráticos, se produjo la municipalización de Aucorsa: el acuerdo se rubricó en la Sala Capitular del Consistorio el 25 de enero de 1980.

Tres hitos más jalonan la historia de la compañía: en 1985 empezó a circular el primer bus con aire acondicionado, el 1996 se aprobó el contrato-programa para regular las relaciones entre la directiva de Aucorsa, sus empleados y el Ayuntamiento; y en la víspera de la Navidad de 1999 se inauguraron las nuevas cocheras del polígono de Pedroches, que sustituían a las de la avenida de Libia.