Centro de Ferias de Córdoba | La gran 'caja mágica' ya es una realidad

Con sus instalaciones la ciudad se dota de un equipamiento que necesitaba para poder competir en condiciones en España en el segmento de los viajes de negocios y profesionales y que llevaba dos décadas esperando.

La capital no contaba hasta ahora con un espacio que pudiera acoger los congresos de mayor tamaño o con un recinto moderno que pudiera albergar ferias -lleva sin un gran espacio para muestras desde hace una década, cuando cerró San Carlos-. El CEFC soluciona esas carencias, para que Córdoba compita con mejores herramientas a la hora de captar convenciones o ferias.

El visitante de negocios es importante por su poder adquisitivo y porque el desarrollo de este tipo de eventos permite combatir la estacionalidad en el sector turístico: aquí se centra en sus dos temporadas altas, que se desarrollan en abril y mayo (la principal) y septiembre y octubre.

Para atraerlos, la ciudad cuenta ahora con la ventaja de disponer del centro de este tipo «más versátil de España», como ha destacado el alcalde, el popular José María Bellido. Su polivalencia es física y de usos porque es un equipamiento en el que, además de congresos, jornadas o muestras, se pueden celebrar citas lúdicas, culturales o de otro tipo -el Consistorio ha señalado que sus pruebas de selección más numerosas se celebrarán allí-.

Este equipamiento adquiere su condición de 'caja mágica' gracias a su diáfano y enorme salón principal, que tiene una superficie superior a la de Las Tendillas. Son 4.689 metros cuadrados que se pueden organizar de 16 formas distintas gracias a un sistema de paneles y gradas móviles (tres módulos independientes, de 302 butacas cada uno de ellos). Eso permite ir desde configuraciones de mínimos (espacio para 200 personas sentadas) a las de máximos (por ejemplo, 906 ubicadas en las gradas y 4.270 asistentes de pie).

El Ayuntamiento exhibe su atractivo argumentando que, tras haberse culminado, tiene previstas ya seis ferias comerciales y otros tantos congresos nacionales e internacionales -Capitulares hasta ahora no ha dado más detalle de estas citas-. El regidor ha destacado que estas cifras confirman que la del CEFC era una «inversión necesaria».

Como se ha indicado, el Consistorio quiere que estas instalaciones sean un anzuelo para pescar visitantes y eventos. Para afilarlo, tiene activado desde agosto un contrato de un año -prorrogable a otro- con una empresa madrileña, Preiper Luxe, para promocionar Córdoba como destino del turismo de negocios.

Con un presupuesto de 154.000 euros, entre otras actuaciones, la ciudad se venderá en diez ferias nacionales dedicadas a este tipo de actividad y en cuatro en el extranjero.

Eso sí, no todo está hecho en torno al CEFC. Hay un elemento aún pendiente en el horizonte para contribuir a sacarle todo su potencial: el Ayuntamiento aspira a que el Cercanías tenga una parada en el Parque Joyero, donde se levanta el Centro de Ferias.

ADIF ya señaló en septiembre que las conclusiones del estudio de demanda de cara a la posible construcción en ese enclave de un apeadero indican que no es una actuación prioritaria. Matizó que esa estación «seguía en fase de estudio y de llegar a un acuerdo por las Administraciones. No está descartada». El Consistorio expresó de inmediato su intención de «arrimar el hombro» económicamente.

Habrá que ver si el tren de mejorar las comunicaciones con este equipamiento por parte de ADIF pasa de largo o no -Aucorsa activará un servicio de bus con el CEFC cuando haya eventos-. Lo que sí ha llegado a su parada final ha sido el eterno trayecto de la ciudad para dotarse de un equipamiento de estas características.

Por el camino quedaron los proyectos del recinto ferial de Levante, planteado allá por 2002 y que iba a costar 23 millones, y del faraónico Palacio del Sur de Miraflores (llegó a estar presupuestado en 171 millones), en el que el Ayuntamiento, con IU al frente, se gastó 10 millones en el periodo 2001-2011 sin lograr poner la primera piedra.

El Centro de Ferias, ya con el PP dirigiendo Capitulares, enterró a este último. Sus obras arrancaron en marzo de 2015 y debían acabar en el verano de 2016, pero, como se indicó, hubo que salvar distintas dificultades para que hoy sea realidad.