Patrimonio
El Cabildo renueva las cubiertas de los brazos del crucero de la Mezquita-Catedral de Córdoba
Invierte casi 300.000 euros en eliminar los problemas de estanqueidad en los lados norte y sur
La Mezquita-Catedral de Córdoba se asoma a la época de grandes restauraciones con la maqsura
Presentación de los trabajos realizados por el Cabildo en la Mezquita-Catedral de Córdoba
Norte, sur, este y oeste. Muchos conocen de un golpe de vista las fachadas de la Mezquita-Catedral de Córdoba, pero el gran monumento tiene una quinta, que sólo se puede observar a vista de pájaro y que necesita tantos mismos como las demás. ... Es el tejado, la cubierta, y allí el Cabildo Catedral ha realizado la última gran actuación de conservación.
Se trata de la reparación de las cubiertas de los brazos norte y sur del crucero, a los que se ha dedicado una inversión de casi 300.000 euros que han eliminado los problemas de humedades y de estanqueidad que se habían detectado en 2020.
Son los dos brazos pequeños de la cruz que forma la intervención de Hernán Ruiz para construir la zona central de la Catedral: el que se dirige al Patio de los Naranjos (norte) y el que busca el Guadalquivir, que es el sur.
Como explicó el arquitecto, Gabriel Rebollo, que ha trabajado en este proyecto, la cubierta estaba formada por vigas de madera que se entrelazaban. Debe estar tapada, pero el simple desplazamiento que haga una paloma puede dejar un resquicio.
«Desde ahí se llega a la humedad, a los hongos y a los xilófagos les parece delicioso cómo está la madera», aseguró el arquitecto, que mostró fotografías del deterioro que presentaban las vigas que habían sostenido las cubiertas hasta ahora.
A partir de encontrar este problema, los arquitectos comenzaron a plantear la solución en los dos brazos y desarrollaron un proyecto. Primero fue en el norte, al que se dedicaron once meses de trabajo, y luego en el sur, en el que se emplearon diez meses.
La actuación debe emplear el mismo sistema y materiales, pero se ha mejorado cubriendo de plomo la madera que va pegada a la piedra, para evitar humedad
«Se optó por un procedimiento que se llama el de mejoramiento de la solución constructiva», afirmó Gabriel Rebollo. Por eso se buscó una madera muy parecida a la que se había utilizado cuando se levantó el crucero, en la obra dirigida por Hernán Ruiz, pero también se aportaron soluciones de conservación.
Así, la madera que se adosa a la piedra «tiene problemas de humedad», porque está presente en este elemento. Por eso en las zonas que daban a los muros se revistió la madera de plomo, que además de impedir el paso de la humedad es también inatacable para los xilófagos.
Interior de la nueva cubierta dispuesta en los brazos del coro
Y desde ahí, «con los mismos materiales y sistemas que se emplearon cuando se construyó» se volvieron a trenzar las vigas, que se sitúan sobre las bóvedas que el espectador pueden contemplar desde abajo, desde el crucero.
Impermeabilidad
«Es importante hacerlo de la misma forma, con los mismos materiales y sistemas, porque si se cambia se está falseando el edificio, y además en una parte importantísima», resaltó el arquitecto, que insistió en que, si no se hubiera actuado, en pocos años «se habría encontrado que ni siquiera habría madera».
Las nuevas cubiertas han eliminado los problemas de estanqueidad y, tras cubrirlas con las tejas, han recuperado su condición de impermeable. Forman parte de un programa de actuaciones conjuntas en el monumento, ya que, como recordó Gabriel Rebollo, «las obras duran muy poco» y es necesario actuar de forma continua y duradera.
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