Mayo Festivo
La Batalla de las Flores de Córdoba, la interminable ida y vuelta de un arco iris de proyectiles
La ciudad disfruta de la tradición que abre la puerta al quinto mes del año con el vuelo de más de 90.000 claveles de todos los colores
Dos jóvenes se suben a la fuente de la plaza del Potro en las Cruces de Mayo de Córdoba
Córdoba
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Iniciar sesiónDe dentro hacia fuera y de fuera hacia adentro. Como mil partidos de tenis simultáneos con bolas de muchos colores. Viene y se va, se va y viene, pero siempre con la condición que se muevan, porque, como en el tenis, el juego se ... detiene cuando la pelota se posa en el suelo. Y las pelotas son claveles, que van y que vienen y que hipnotizan, como pasa también en el juego. Si es Batalla de las Flores, como dice su nombre, es incruenta, pero también puede ser partida amistosa, pachanga sin competir.
Con la Batalla de las Flores ha amanecido Córdoba en este domingo. Se recibe así a un rito del Mayo Festivo, aunque lo cierto es que desde que las Cruces abrieron la música y la fiesta ya se vive en el quinto mes del año, aunque todavía sea el cuarto.
La colorida Batalla de las Flores de Córdoba, en imágenes
Valerio MerinoCientos de personas participan en el ir y venir de los claveles en una cita llena de tradición
El mediodía de excepción se ha proclamado con el disparo de cohetes, aunque los cordobeses habían tomado el Paseo de la Victoria y República Argentina desde un buen rato antes, para estar en primera línea de fuego, en la vanguardia en la que se reciben los claveles.
'Por el puerto de la Salve, cordobesita de rostro hermoso', tararean algunos, que se saben la letra, cuando la banda va abriendo el ambiente. Detrás están ya las carrozas que llevan las peñas, y que tienen que resumir una cierta esencia de la ciudad con la decoración.
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Están los patios bastantes veces, pero también la cruz y la fuente del Bailío y no falta la Mezquita-Catedral con los arcos polilobulados de la Capilla de Villaviciosa. Es la carroza de la peña Los de Santiago, rematada por debajo con unos volantes y una de las más cuidadas.
Otras simulan las galerías y las macetas de los Patios de Córdoba, que ya están a la vuelta de la esquina y las hay de muchos colores, y con pérgolas y simulando monumentos, pero lo esencial son siempre los claveles. Luego habrá que limpiar, pero la idea es siempre que no permanezcan en el suelo ni en las manos, que vuelen a quienes los lanzan.
Eso es una batalla: dar y recibir, contestar con un disparo al proyectil que se ha lanzado. Y el proyectil no tiene pólvora, ni siquiera tallo, pero sí colores: blanco, rojo, morado, rosa y hasta salmón, todos con el olor inconfundible.
Los optimistas piensan que acompaña la mañana, porque el cielo está nublado y no hay que buscar la sombra, pero la realidad es que hace calor y queda algo de bochorno, para seguir con estas fiestas cálidas. No importa a las familias y sobre todo a los niños, que están disfrutando y que hasta piden munición.
Y no falta, porque se lanzan hasta 90.000 claveles desde las carrozas hasta las aceras de las avenidas y viceversa. Las mujeres vestidas de flamenca, muchos hombres de corto y también algunos niños agotan las existencias hasta que no queda más y en la ciudad queda el panorama después de una batalla con todo de alegría y nada de odio.
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