Cultura

Bastones, perros, libros: viaje en Córdoba por la iconografía de Antonio Gala

La fundación reúne pinturas y fotografías de varias décadas en la vida del escritor

Las letras huérfanas de Antonio Gala

Uno de los retratos de Antonio Gala en la exposición Valerio Merino

Como los grandes personajes, también como los santos en la Iglesia Católica, Antonio Gala (1930-2023) tiene una iconografía propia. Si su rostro no fuera inconfundible están los elementos con los que posó tantas veces: los libros, la pluma y especialmente los perros ... y el bastón.

'Cruzar miradas' es el título de la exposición que hasta el 31 de octubre puede visitarse en la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, en la calle Ambrosio de Morales, y que reúne decenas de obras que se reparten a lo largo de varias décadas, desde la juventud hasta que rondaba los noventa años.

El espectador puede encontrar un retrato firmado por Fernando Somoza con un tono tenebrista próximo a ciertos pintores de la primera mitad del siglo XX, y en que se nota la extrema juventud de aquel joven letraherido que ya apuntaba como gran escritor.

De 1953 es el dibujo en que lo plasmó Ginés Liébana, y que está fechado en París. Pronto Antonio Gala se decidió por una imagen muy concreta, con el bastón empuñado muy cerca del rostro, y casi siempre por un mismo perfil para posar, que era su preferido, el izquierdo.

Así que el espectador lo encontrará en fotografías y cuadros, sonriendo en poses públicas, pero también en la intimidad, y ahí están presentes sus perros, casi siempre de pequeño tamaño. Son las imágenes en que más sonríe Antonio Gala.

Allí está Troylo, el teckel que protagonizó aquellas famosas charlas que el escritor cordobés utilizaba como hilo conductor para una serie de artículos que luego se reunieron en un libro. Por allí va pasando de la juventud a la edad adulta, luego a la madurez y terminar en un rostro lleno de arrugas pero siempre pensando en la literatura, en la fotografía más reciente.

Carteles y sellos

De allí a los carteles de la Semana de Gala, organizada en los últimos años por su fundación, y que firmaron en muchas ocasiones los mismos residentes, como Jesús Zurita en uno de los casos. También un sello de Correos con la fotografía de la que salió.

Entre todas las fotografías, muchas de ellas sin pose alguna y muy naturales, sobresale una con gafas, casi robada en alguien con fama de coqueto y de cuidar su siempre inconfundible imagen. Más de una vez se dejó ver con ellas en la apertura del curso de su fundación, así que no estaría completo el retrato de Antonio Gala sin ella.

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