La guerra del comercio

En cuanto a la enésima moda importada de Estados Unidos, el comercio de cercanía debe verla como una batalla más de la guerra que libra por su futuro con Amazon, AliExpress o Temu y las tiendas 'online' de los gigantes de este área de actividad, que abren las 24 horas del día las 365 jornadas del año. Esa contienda no la tiene que perder. Ganarla será imposible pero David sí le puede hacer pupa a Goliat si se arma bien.

La honda que tiene que coger con todas sus fuerzas es el comercio electrónico. El trato personalizado y amable, el conocimiento exhaustivo del producto o la cercanía con el comprador son un arsenal que debe conservar, pero que no es suficiente para la pugna en que está inmerso. Confecciones Martínez o Calzados la Buenaventura -que nadie se enfade si existen realmente porque sólo quería usar nombres ficticios para lanzar verdades como puños- tienen que aprender a vender sus bondades -para captar nuevos clientes- y sus productos en el mostrador virtual de Internet. Deben también apropiarse del escaparate de las redes sociales. Son tareas sin ejecutar y necesarias para que las tiendas de toda la vida atraigan especialmente al comprador joven, que vive a caballo entre el mundo físico y el de su móvil y su ordenador.

Los comercios y sus asociaciones deben ejecutar esta revolución pendiente, pero también las Administraciones tienen que dar ayudas para que desarrollen sus negocios 'online'. Han de hacer eso y más. Porque el sector necesita también aparcamientos que hagan más fácil comprar en los barrios o peatonalizaciones. Toda ayuda será bienvenida para mantener un área de actividad importante en nuestra economía.