El Ayuntamiento de Córdoba centra en la Base Logística del Ejército y la industria 4.0 su plan estratégico hasta 2030

El realizado bajo la presidencia de José María Bellido (PP) es un Plan Estratégico que, de momento, no tiene órgano de aplicación directa. El primero tuvo la APEC, que dirigió José Miguel Salinas, y el segundo una oficina de gestión dentro de la Alcaldía que estuvo en manos de Manuel Pérez. Este depende de Alcaldía y se evaluará cada año con unos indicadores específicos.

El primer Plan Estratégico tuvo como contexto una Córdoba en cambio efervescente. Iban a iniciarse las obras de soterramiento del ferrocarril, se construía el recinto ferial del Arenal y se planificaba el crecimiento hacia el antiguo cauce del arroyo del Moro.

El segundo fue el del redescubrimiento del Guadalquivir, las reformas interiores del Casco Histórico y el incremento de la actividad turístico-cultural que vino a deparar la candidatura fallida a la Capitalidad de 2016. La tercera edición se gestó con la alargada sombra de la Base Logística del Ejército de Tierra y prevé un empujón relevante a la actividad industrial y de las mercancías con una revisión del Plan General de Ordenación Municipal y del Plan Especial del Casco Histórico en ciernes.

Entre uno y otro, José Antonio Nieto lanzó el plan Córdoba 10 que tuvo un componente más político y partidista que vocación real de desarrollarse a medio plazo.

La consecución de la Base Logística revolucionó los objetivos del Plan Estratégico cuando se estaban produciendo las mesas de desarrollo para su redacción. La pregunta inicial - ¿qué queremos cambiar?- se convirtió en qué hacer para que la ciudad respondiese al reto de una instalación de la defensa nacional que supusiese un revulsivo de ciudad.

El desarrollo de infraestructuras clave para el tráfico de mercancías que van desde las carreteras (desdoblamiento de la N-432), el ferrocarril (las inversiones pendientes del ramal central) como las iniciativas locales de suelo industrial y capital humano que son necesarias para entrar de lleno en la industria 4.0.

Sería injusto decir que el nuevo Plan Estratégico de Córdoba se centra en la Base y solo en la Base. Los proyectos del Plan de Acción son 140 y se fundamentan en cuatro líneas estratégicas. La entrada en escena de las instalaciones del Ministerio de Defensa, sin embargo, ha revalorizado todas las políticas que contiene el texto y que se centran en la capacitación del capital humano, de la creación de lazos más intensos con las dos universidades con sede en la ciudad o las relaciones con sectores como el cobre o la industria.

Incluso el sector público municipal entra en una renovación de objetivos que tienen que ver con su incorporación al sector productivo más allá de sus fines fundacionales. Mercacórdoba, por ejemplo, se incorpora a la logística de última milla.

Es decir, aparte de ser una lonja se convertirá en un sistema de reparto por comercios y hosteleros mediante su propia flota. Además, pretende ceder sus terrenos del centro logístico para la colocación de comunidades energéticas de autoabastecimientos eléctrico mediante tecnología fotovoltaica.

Sadeco anuncia en el documento del plan de acción que se incorpora a una nueva estrategia mediante la creación del hidrógeno verde, para lo que precisa de una fuerte inversión, mucha agua y energía solar. Aparte, quiere incluir en su catálogo de servicios la valorización por pirólisis de algunos residuos: quiere quemar plásticos para producir energía.

Emacsa introduce los tanques de tormentas (hasta cinco) y la nueva autovía de agua entre el Guadalmellato y Villa Azul, que cuesta la friolera de cuarenta millones. Además, quiere cerrar el circuito del agua no potable para nuevos usos: lo que llama aguas recicladas.

Desde el punto de vista urbanístico y territorial, el Plan Estratégico de Córdoba avanza uno de los objetivos a largo plazo de la ciudad: el plan Renfe 2.0. Cuando se soterró el ferrocarril se hizo con unos objetivos bastante escuetos. Hoy el tren pasa junto a las viviendas de los nuevos barrios de la ciudad. El proyecto pretende alargar la zona donde el tren no es visible y genera un problema.

Es, quizá, la idea más cara y más a largo plazo que se pueda desarrollar. Córdoba se encuentra en un proceso de cambio del planeamiento inminente y sus instituciones tendrán que empezar a fijarse nuevos objetivos. Uno de ellos, dice el proyecto aprobado, es una gestión burocrática menos pesada de forma que mover un ladrillo no sea un lío.

El Plan Estratégico insiste, y lo hace en varias ocasiones, en culminar el proceso de integración del Guadalquivir en la única parte que quedó ajena a los usos sociales, los Sotos de la Albolafia. El documento cree que ha llegado el momento de crear paseos interiores por la zona de forma que los Sotos, creados por la acción humana en el Guadalquivir, se incorporen a la red de zonas de esparcimiento que está en marcha bajo el nombre de Anillo Verde.

Una lectura detenida del Plan Estratégico aborda incluso las contradicciones con la acción del gobierno. Por ejemplo, enuncia medidas fiscales con el objetivo de equilibrar el coste de la actividad turística y los ingresos que genera. En román paladino, una tasa turística.

Además, propone un sistema tributario específico para el Casco Histórico con el objetivo de compensar a los vecinos que se queden de las molestias que se generan, que es una medida que los sucesivos gobiernos municipales suelen evitar a toda costa por su impacto en la recaudación. En materia cultural, se propone crear un museo específico para las colecciones municipales.

En materia de vivienda, el Plan Estratégico anuncia la redacción de un plan especial urbanístico de ordenación de los apartamentos turísticos, que se podrá hacer con el nuevo decreto de la Junta. También, un fuerte incremento del parque de vivienda propia de Vimcorsa, que en estos momentos ronda las mil viviendas. En materia puramente asistencial, establece prioridad absoluta para erradicar el «sin hogarismo».