Antonio Gala inédito | Un legado literario con sorpresas

Una producción literaria tan intensa, que abarca décadas de trabajo, es lógico que haya quedado reflejada en decenas de libros pero también dispersa en el archivo personal del autor, con sorpresas editoriales que se comenzarán a disfrutar este mismo año si todo avanza según lo previsto. La editorial Planeta ya trabaja de hecho en un poemario que verá la luz antes de que acabe el año.

Según explican desde la Fundación Antonio Gala, se trata de un conjunto de poemas de juventud que hasta ahora nunca se habían publicado, algo entendible si se observa la prudencia que Antonio Gala tuvo durante varias décadas a la hora de dar a conocer su obra en verso. Eso a pesar de que la poesía estuvo en el origen mismo de su escritura desde que ganase un accésit del Adonais por su poemario 'Enemigo íntimo' a finales de los 50.

La apuesta de Planeta, la editorial con la que el autor mantuvo un estrecho vínculo durante sus décadas doradas de creación, sigue un camino de recuperación de la obra poética de Gala que ya comenzó en el año 1997 con la exitosa edición de los 'Poemas de amor' del autor cordobés.

Por eso mismo se espera que esta apuesta editorial no quede ahí, sino que también se extienda con la publicación de otros dos libros de poemas que el escritor dejó listos para su publicación y que lo normal es que se publiquen de forma sucesiva en los años siguientes.

Este empeño permitirá que Antonio Gala tenga vigencia en el panorama literario y en las mesas de novedades incluso en los años posteriores a su fallecimiento.

Los inéditos de Antonio Gala no se quedan sin embargo en la obra lírica, sino que se extienden como gran sorpresa a uno de sus campos más queridos: el teatro. Según explican desde el entorno del artista, en su archivo personal «quedan al menos dos obras teatrales» creadas durante la última etapa y que vendrán a sumarse al corpus de una dramaturgia muy personal y sutil, que está sin duda entre las más destacadas de la literatura dramática española posterior a la postguerra.

Entre la crítica, es un lugar hasta cierto punto común señalar que el mejor Gala es precisamente el dramaturgo, algo que se debe a piezas suyas que son ya clásicos del teatro español como 'Los verdes campos del Edén' (con la que irrumpió por todo lo alto cosechando el premio Calderón de la Barca), 'Noviembre y un poco de hierba' o 'Anillos para una dama' entre otras muchas.

De las dos nuevas obras, cuyo título aún no se avanza, explican que una de ellas cuenta con el visto bueno definitivo del escritor para su publicación, mientras que la otra será sometida a un proceso de corrección. En cualquier caso, los dos textos teatrales está previsto que aparezcan en los próximos años, lo que permitirá que se reivindique al Gala dramaturgo desde los escenarios y con el interés añadido que supone el estreno de dramas inéditos.

Será también un acicate para que se mantenga vivo el estudio de una obra dramática que desde hace años despierta el interés de los estudiosos y a la que se han dedicado varias tesis doctorales.

Menos novedades hay por el contrario en la novela, el género con el que Gala consiguió trascender y convertirse en un fenómeno de ventas y en el escritor que mayores colas de lectores propiciaba en sus participaciones en las ferias del libro.

Por ahora, no se anuncia ninguna novedad en ese campo, en el que dejó obras fundamentales de su trayectoria como 'El manuscrito carmesí', 'La pasión turca', 'Las afueras de Dios', 'El pedestal de las estatuas' o 'Los papeles del agua', cuyos manuscritos, de una minuciosidad fascinante, se pueden disfrutar en el museo que la Fundación Antonio Gala de Córdoba le tiene dedicado al autor.

La novedad en el caso de la narrativa viene también de la editorial del Planeta, que según ha trascendido estudia emprender una recuperación de estas obras de Gala ya que muchas de ellas se encuentran hoy solo disponibles en formato bolsillo y en otros casos agotadas.

Esta recuperación de las novelas del escritor cordobés supondrá que mantenga su vigencia en las librerías y la posibilidad de que nuevos estudios críticos vengan a contextualizar textos que forman parte indudable de la literatura española de finales del siglo XX y los inicios del siglo XXI.

Tampoco se puede olvidar que la obra de Gala se extiende por su extensa correspondencia, ya que el género epistolar estuvo entre sus predilectos e incluso lo utilizó en algunas obras literarias. Como el mismo explicó en varias entrevistas, el despacho de cartas con sus amigos y con artistas de diversas disciplinas le ocupó siempre una parte de su horario.

En diversas fundaciones e instituciones públicas existen diversos testimonios de estos textos suyos manuscritos, en los que siempre pervive el cuidado del lenguaje y su estilo personal, con un sentido del humor muy propio que está en casi toda su obra pero que brilla en estos territorios más íntimos.

El estudio de la correspondencia se entiende que será –como suele ocurrir en todos los casos de grandes intelectuales- una labor minuciosa y propia del ámbito académico.

No es descartable que en los próximos años puedan aparecer publicaciones que compendien esta labor de años como ya ocurrió en el pasado con grandes escritores cordobeses como don Juan Valera, cuyas cartas son consideradas hoy una parte fundamental de su obra literaria.

El entorno del escritor explica por último que una labor central en los próximos meses será analizar a fondo el archivo que ha dejado el autor a su muerte con el fin de ordenarlo y de observar si existen otros manuscritos que puedan ser estimables para su publicación.

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En una vida larga e intensa en lo literario como la de Antonio Gala no debe sorprender que puedan existir nuevos hallazgos ni que la palabra, su palabra, sigan latiendo más allá de la muerte.

Aparte de manuscritos literarios, no hay que olvidar que quizá el mejor legado del autor de 'El manuscrito carmesí' es el humano, que se extiende por las decenas de artistas que ha pasado por la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores desde su inicio hace ahora dos décadas.

Aunque ya con edad avanzada y con la salud frágil, el escritor dedicó buena parte de sus últimos años a alentar a nuevos creadores y por eso su influjo queda en numerosos artistas jóvenes –escritores, músicos o creadores plásticos- que hoy triunfan y que se pueden considerar en parte una extensión de su forma de vida. De su forma de entender la literatura como una disciplina en convivencia plena con el resto de artes y disciplinas creativas a las que consagró en buena medida su existencia.