El año que la lluvia frenó la pertinaz sequía

Las primeras gotas cayeron casi con el inicio del año nuevo. Las esperadas precipitaciones y los modelos avanzados por los expertos climatológicos, auguraban un cambio de tendencia. al menos, en la estación invernal. Y los pronósticos se cumplieron: en enero cayeron 65,2 litros por metro cuadrado, frente a los 19,3 de 2023. El frente Irene tuvo mucho que ver, después de descargar en la capital 29,5 litros en una sola jornada.

Febrero, por su parte, también subió el nivel de las reservas del preciado líquido: se registraron 113,1 litros por metros cuadrado en el observatorio del Aeropuerto. El frente Karlotta dejó entre el jueves 8 de febrero y el domingo 11 casi 100 litros de precipitaciones por metro cuadrado. Concretamente, fueron 96,6 litros. El mismo mes del ejercicio anterior apenas cayeron 39,5 litros.

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Las nubes no se fueron y la Semana Santa, para calvario de fieles y penitentes, estuvieron pasadas por agua. De hecho, los días de Pasión fueron los más lluviosos desde que hay datos en el Observatorio del Aeropuerto de la capital cordobesa. Desde la salida de la Borriquita al Domingo de Resurrección, el pluviómetro recogió 160,1 milímetros (el récord estaba en 116,2 mililítros durante la Semana Santa de 1963), gracias a la denominada borrasca Nelson. Además, marzo fue protagonista por un fenómeno poco usual: el paso de un tornado que alcanzó los 220 kilómetros por hora, 14 kilómetros de recorrido total en el núcleo urbano y una doble trayectoria de suroeste a noroeste de la ciudad por ambos lados del río.

La importante subida de los embalses tuvo su efecto en las restricciones sobre los cultivos: en abril se anunció que los regadíos cordobeses dispondrían de cinco veces más agua que en la anterior campaña agrícola, para regocijo de los agricultores. Y es que a principios de abril, los pantanos contaban con 1.232 hectómetros cúbicos de agua almacenada: en apenas un mes y medio se recogieron más de 700 hectómetros cúbicos.

Como consecuencia de esta buena nueva para los embalses, el cuarto mes de 2024 se dio la noticia más esperada: el regreso del agua potable a la zona Norte de la provincia de Córdoba, un año después de que se declarara no apta para el consumo al haberse detectado un nivel muy alto de carbono orgánico total y trihalometanos en la estación potabilizadora de Sierra Boyera. Se tomó esta decisión para salvaguardar la salud de los 80.000 vecinos de Los Pedroches y el Guadiato.

Comenzaba así un largo año en que los residentes de la zona tenían que acudir a los camiones cisterna para llenar garrafas de agua con las que cocinar y de las que beber. Aunque se habían anunciado varias obras, fue la lluvia, y en particular la caída en Semana Santa, la que devolvió la situación a la normalidad.

No obstante, falta mucho por hacer para evitar que los vecinos de esta zona de Córdoba vuelvan a pasar por un trance como el vivido. El problema del agua en Guadiato y Los Pedroches no es exclusivamente la finalización de la obra de conexión entre los embalses de La Colada y Sierra Boyera, sino de la calidad del agua del pantano de El Viso.

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La Junta se comprometió a finalizar la obra del trasvase y la misma está adjudicada ya adjudicada a Jícar por 9 millones de euros. La Diputación ha realizado cinco intervenciones para conseguir que el agua que llega desde La Colada a Sierra Boyera sea apta para el consumo humano.

Llegó el verano a la provincia y la fuerte calima alejó, como suele ser habitual, cualquier rastro de precipitaciones. Es más, se registraron cuatro olas de calor. La primera transcurrió entre el 17 y el 20 de julio; del 22 al 26 de julio. La tercera y la cuarta se produjeron en agosto entre los días 7 y 26 de dicho mes.

Las lluvias se resistieron hasta octubre, cuando, de nuevo, los cielos se cubrieron de nubes cargadas de agua. Durante ese mes, Córdoba encadenó seis días consecutivos con toda la gama de niveles de aviso por lluvias, tormentas y vientos, por los 'coletazos' de tres frentes de diferente magnitud: los restos del Huracán Kirk y las borrascas Berenice y Leslie. De hecho, hubo varios puntos en los que se recogió en ese lapso de tiempo más de la mitad de la lluvia caída en Semana Santa.

Así, en esa semana cayeron (promedio) 62,4 litros en Córdoba. El día con más chubascos fue el sábado 12 de octrubre, cuando se registraron 37,3 litros por metro cuadrado, con puntos que recogieron más de 100 litros, como el río Bembézar (150) o el embalse de Sierra Boyera (120,1). Precisamente, en el primer caso, su pantano tuvo que desembalsar al haber superado el umbral rojo de agua almacenada.

Los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir dejan a finales de este 2024 un escenario muy distinto al de hace doce meses. Los pantanos están por encima del 31 por ciento de su capacidad, con un total de 1.048 hectómetos cúbicos de una capacidad total que llega hasta los 3.320. Un panorama alentador que no aleja del todo el fantasma de una sequía que puede regresar. Ese riesgo siempre acecha.