pasar el rato
Tiempo libre
Los buenos sentimientos únicamente sirven para dar clases de moral, a condición de que la asignatura sea optativa, trimestral y sin clases prácticas
Córdoba
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Iniciar sesiónEn esta España envilecida por el sanchismo, nos revolcamos diariamente en la actualidad como en un charco de agua pútrida. Los autores de la realidad están empeñados en convencernos de que nuestro destino es el mal, que son ellos mismos. Si antes no se podía ... hacer buena literatura con buenos sentimientos, ahora no se puede hacer carrera siendo una buena persona. Caminamos hacia una sociedad educada en el mal por malas personas. La fuerza hipnótica del mal, con su encanto de ofidio interclasista. El mal es también difusivo de sí, pero a diferencia del bien no constituye un fin en sí mismo. Se trata de un medio poderoso para llegar a la desesperación, donde toda iniquidad encuentra acomodo. La Iglesia católica llama infierno a ese estado, al que se llega por la firme y obstinada voluntad de deshumanizarse.
Los buenos sentimientos únicamente sirven para dar clases de moral, a condición de que la asignatura sea optativa, trimestral y sin clases prácticas. Para sorpresa del columnista, tienen otra utilidad, además de la inútil docencia: hacerse voluntario de la Cruz Roja cordobesa. Así lo ha descubierto en un reportaje de este periódico, que con frecuencia se ocupa de superfluidades como la abnegación, el altruismo y otros frutos gustosos del fracaso político. El viernes pasado celebró Cruz Roja el Día Internacional del Voluntariado.
¿Pero hubo alguna vez en el mundo 4.000 personas dedicadas a pensar en los demás, en las necesidades de los más necesitados? Sí, en Córdoba hay 4.000 voluntarios de Cruz Roja especializados en amar al prójimo, dedicados a hacer el bien con buenos sentimientos. Y el número aumenta. Son las 5 de la tarde, empieza la reunión, y mi admirado José Luis Perales le pregunta a ella que quién es él y a qué dedica el tiempo libre.
A la gente se la conoce por la manera de perder el tiempo. No conozco a los voluntarios cordobeses de Cruz Roja, pero sé que todos ellos son buenas personas. Y dedican el tiempo libre a no tener tiempo libre, que es lo más inteligente que se puede hacer con el tiempo, estar siempre ocupado. Uno de los voluntarios cordobeses a los que Cruz Roja homenajeó en la Biblioteca Grupo Cántico –a la compasión por la cultura- definió adecuadamente su trabajo. Para ayudar, ellos están «a lo que haga falta».
El mal viene dividido en especialidades, que simplifican el oficio: robo, estafa, asesinato, terrorismo, torturas del alma y del cuerpo, y se puede cultivar por asignaturas o ejerciendo toda la carrera a la vez, como en el caso de Putin. El bien, en cambio, supone una disposición general del ánimo hacia la compasión, por la que el sufrimiento ajeno no nos resulta indiferente. Su fundador no quiso darle a Cruz Roja ninguna significación religiosa o política, pero a mí me parece que algo tendrá la Cruz, aunque sea Roja.
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