El «Catecismo»

Garantizar los suministros básicos de agua y electricidad. Reunión con Endesa para que afloje el cobro y luego en Emacsa, que preside la señora alcaldesa, cuestión de enlentecer los contadores. Bolsas de alquileres sociales y lucha con el desahucio. Reunión con Cajasur y Stop Desahucios (que tiene la suya investigada por la Policía Nacional) para pedir que colaboren, y visita al juzgado a apoyar a una familia desahuciada como primer gesto del cogobierno. Parar las privatizaciones del PP. Revisándose a la de tres expedientes y adjudicaciones por doquier. Mercedes Mayo, a la Asesoría Jurídica. Suministro de agua y retirada de cargos contra los okupas del Rey Heredia. Listo. Ejemplo para cualquier otra andanada en cualquier otro equipamiento vacío de Córdoba por la vía de los hechos consumados. Alfombra roja a la ilegalidad.

Eliminación de las restricciones para acceder al Pleno. Barra libre. Protección de los espacios de interés ambiental... Me suena a la Ciudad Deportiva y el parque del Canal, que con esta polémica, hemos aprendido realmente dónde está. Reclamación de la titularidad pública de la Mezquita-Catedral y todos aquellos bienes de uso público «usurpados» (sic). Ya conocen el nuevo frente abierto este viernes para una especie de desamortización light, siempre como de buen rollo, pero con el suficiente postureo progresista para que todo el mundo sepa quién manda. «Impulso al carácter laico y la aconfesionalidad del ayuntamiento. Se eliminará la obligatoriedad de la presencia de la institución municipal [no los ediles a título personal; el individuo, qué peligro] en manifestaciones religiosas oficiales». No les tengo que poner al día: crucifijo, San Rafael, Magna Mariana y segunda puerta de la Mezquita-Catedral...

Sin bromas e ironías, el mensaje que se está lanzando desde este tripartito en la sombra hacia la sociedad, los empresarios que han invertido en Córdoba o colectivos tan distintos pero numerosos como cofrades o cordobesistas, entre otros casos, resulta inquietante. No, a todo. El caso de la Ciudad Deportiva, sin que Carlos González, el dueño del Córdoba CF, sea un ejemplo de nada, es la peor tarjeta de presentación posible ante un inversor que huele la inseguridad jurídica a la legua y necesita confianza. Y no se arregla con fotos, mesas o comisiones con los mismos de siempre... Tabla rasa, revanchismo, sectarismo y gestos para la galería a sabiendas, incluso, de que tienen un corto recorrido. Una frivolidad tras otra y lo que te rondaré morena. Ya saben donde está el catecismo del «cambio sensato»... En la mesita de noche.