CRISIS DEPORTIVA
Las cuatro revoluciones fallidas de Djukic
El entrenador del Córdoba ha introducido hasta 15 cambios en sus onces iniciales durante los seis últimos partidos
J. M. D.
El Córdoba comenzó la segunda vuelta liguera a lo grande: contra el Real Madrid, con las gradas de El Arcángel a rebosar y con un once titular que convencía y enamoraba. Era el formado por Juan Carlos; Gunino, Pantic, Crespo, Edimar; Deivid, Rossi; Bebé, Cartabia, ... Ghilas; y Florin. Hombres que rozaron la hazaña frente al campeón de Europa.
Durante varias semanas, dejó de oírse la palabra descenso en las gradas. Los nuevos fichajes se estaban acoplando bien al bloque de Miroslav Djukic y le habían aportado un plus de calidad fundamental en plena lucha por la salvación. Pero los resultados comenzaron a dar la espalda al equipo. A la derrota contra el Madrid, le siguió otra en el campo del Celta, en un partido en el que se estrenó otro de los refuerzos invernales, Héldon Ramos, en el puesto del sancionado Cartabia. Primer cambio.
Irse de vacío de Balaídos también entraba dentro de la lógica, de forma que Djukic recuperó el once que puso contra las cuerdas al Madrid para enfrentarse al Almería. Un gran primer tiempo daba la razón al entrenador, pero la remontada de los visitantes en la segunda mitad (1-2) supondría un mazazo anímico y clasificatorio del que todavía no se ha recuperado la entidad blanquiverde.
El Córdoba quedó noqueado, aturdido y sin capacidad de reacción. Todo lo que escasos días atrás parecía infalible, se demostró vulnerable. Volvieron los complejos. Y Djukic empequeñeció hasta el extremo a su de por sí modesto equipo en su visita al Sánchez Pizjuán. En el derbi regional, sorprendió a propios y extraños con una revolución.
Juan Carlos; Gunino, Pantic, Crespo, Edimar; Deivid; Cartabia, Krhin, Zuculini, Héldon; y Ghilas. Cambiaban los nombres, pero también lo hacía el sistema y la forma de entender el juego. En nada se parecía el conjunto califal al de los anteriores partidos. Se pasó encerrado en su área los 90 minutos, sin opciones de hacer daño a su rival durante todo el partido. Krhin y Zuculini, que estrenaban titularidad, y Héldon, que la recuperaba, naufragaron junto al resto.
Otras tres novedades introduciría Djukic en la alineación que se medía al Valencia. Por primera vez en las últimas semanas, modificó el técnico serbio la línea defensiva, que había permanecido inmutable desde el principio de la segunda vuelta. Entró Campabadal por Gunino. Además, en la mediapunta, jugó de inicio Abel Gómez. Pero si hubo un cambio que reflejaba como ningún otro el momento de dudas e inestabilidad del equipo, éste era el de Mikel Saizar por Juan Carlos.
El relevo en la portería evidenciaba que las ideas se agotan, que queda poco por probar y que nada funciona. Una medida extrema que tampoco dio frutos o, al menos, tampoco reportó puntos al colista. Djukic mantuvo a su nuevo guardameta contra el Espanyol, y junto a él recuperó como lateral zurdo a Fede Vico. En la medular, eligió a Borja, por Abel. Y arriba volvió a apostar por un Florin Andone que había caído en el olvido.
Sin embargo, también fracasó esta última revolución. Con Nabil Ghilas castigado y señalado por el entrenador, nadie asumió durante el primer tiempo la responsabilidad ofensiva. Sólo tras el descanso, con la entrada de Bebé, recuperó el Córdoba una capacidad de desequilibrio que no había dejado ver desde el partido contra el Almería. Seis derrotas, cuatro revoluciones y quince cambios después; Djukic todavía debe hallar su equipo ideal.
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