Tiene veinte años y un sueño en la piel: conseguir un modo para ganarse la vida, para poner en marcha todas las ideas que andan agazapadas en su cabeza a la espera de una oportunidad. Pero las cosas no son sencillas. Vecina de Las Margaritas ... y con una titulación exigua como auxiliar de Peluquería, Rocío Bonillo trata de compensar sus lagunas académicas estudiando ESO por las tardes.
Acude a la oficina del paro para que los funcionarios le entreguen el certificado necesario para inscribirse en cursos formativos. «Me apunto a lo que sea: no sabe una dónde está el futuro», asegura la joven, que ayuda a la economía familiar con empleos esporádicos y que requieren una baja cualificación. Cuidar niños de conocidos de su madre, por ejemplo.
«La cosa está muy fea, feísima, la verdad, y tienes que poner de tu parte todo lo posible por conseguir salir de esta situación: lo que no puedes hacer es quedarte en casa».
«Me apunto a lo que sea, porque una no sabe dónde está el futuro»
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