Cómo distinguir un aceite de oliva bueno de otro malo en diez sencillos pasos
La amplia variedad de aceites de oliva virgen extra que hay en el mercado puede hacer que nos perdamos a la hora de elegir uno u otro
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Trucos para elegir un buen aceite de oliva: color, olor y sabor
S. I.
Sevilla
España es uno de los grandes referentes en lo que al aceite de oliva se refiere. Entre los reconocimientos que se concede a uno de los productos estrella de la gastronomía mediterránea se encuentran los Premios Internacionales a la Calidad del Aceite de Oliva ... Virgen Extra, en los que un selecto y reconocido jurado designa anualmente a los cien mejores aceites de este tipo del mundo.
En un momento de perfeccionamiento de este manjar, que cada vez es más popular dentro y fuera de nuestras fronteras, se vuelve más importante saber diferenciar cuáles son los buenos aceites de los malos. Lo primero es ser conscientes de que, para escoger el mejor posible, debemos quedarnos con el aceite de oliva virgen extra. Su precio es mayor que el normal, pero sus propiedades nutricionales y su sabor merecen la diferencia.
El siguiente decálogo, del que se hacen eco portales como Esquire, está destinado a que los consumidores medios sean capaces de hacer una cata de aceite de oliva para reconocer así cuáles son los mejores que pueden consumir:
1. Servir en una copa (por ejemplo, de vino) el aceite en cuestión.
2. Coger la copa con una mano y taparla con la otra. Girarla con suavidad durante unos segundos para calentar un poco el contenido (lo ideal son unos 28 grados, pero tampoco es necesario ir con el termómetro midiendo la temperatura del aceite).
3. Quitar la mano y oler el aceite de forma lenta y prolongada. Se recomienda pararse a pensar si nos huele bien o no, y a qué nos retrotrae dicho aroma.
4. Probarlo con un pequeño sorbo. No se traga todavía, sino que se paladea, pasándolo entre los dientes mientras se inhala por la boca. Los expertos dicen que esta es la manera de desplegar todo su sabor.
5. Darle otro sorbo e intentar percibir cuáles son los gustos y sensaciones que aporta.
6. Identificar si es dulce o no, algo que a priori debería ser muy sencillo. Si, en lugar de ser dulce y fluido, el aceite de oliva que estamos probando es pastoso o áspero, debemos dejarlo a un lado.
7. El amargor del aceite puede ser un punto positivo si se trata de un buen virgen extra. Además, debe picar un poco, de forma ligera mientras cae por nuestra garganta.
8. Es hora de comenzar la valoración global: si su olor y sabor nos lleva al campo, fruta, productos de la tierra, hierba, es buena señal.
9. A la hora de hacer balance: ¿está rico? ¿Su sabor es armónico?
10. Terminar leyendo la etiqueta: en ella podremos ver su procedencia, la variedad de aceituna, si es o no de recolección temprana... Apuntamos todo ello y lo interiorizamos antes de pasar al siguiente aceite de oliva.
Con algo de práctica, en poco tiempo nos podremos haber convertido en unos expertos en el oro líquido... o al menos sabremos distinguir uno bueno de otro no tan bueno, que ya es bastante dada la cada vez más amplia oferta que hay en el mercado.
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