Tribunales
Viola a su esposa en un centro social de Algeciras y comparte fotos desnuda en un chat «caliente»
El TSJA ratifica siete años de prisión para el hombre con una alejamiento de la víctima de 300 metros
La Audiencia Provincial de Cádiz condenó en primera instancia
Su esposa lo rechazó, no quería mantener relaciones sexuales, pero el hombre decidió que no iba a aceptar la negación. Por esto, la sometió a una agresión sexual. Además, con la intención de vejarla, compartió unas fotos íntimas que ella le pasó en ... un chat «caliente». Así lo expone la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que confirma su condena a siete años de cárcel.
El tribunal da por acreditado que el 8 de mayo de 2019, sobre las 23.00 horas, el acusado discutió con la madre de sus hijos por la negativa de ésta a mantener relaciones sexuales. El acusado insistió tocándole los pechos y sus partes íntimas. Sin embargo, la mujer continuaba en su negativa, el acusado depuso de su intención y se marchó de la vivienda.
Regresó a las dos de la madrugada, momento en el que, empeñado en satisfacer su deseo sexual, se metió en la cama con su esposa, le quitó el pijama, comenzó a tocar su cuerpo y restregar su pene contra ella. Eso pese a que ésta seguía diciendo que no tenías ganas.
No hizo caso. Según las sentencia, con el fin de conseguir su propósito, se echó sobre ella y la agarró por las muñecas, a la vez que le introdujo un dedo por el ano. Ella se resistía pataleando y gritando que no le gustaba. No sirvió de nada. Finalmente, el procesado depuso su actitud y le pidió perdón.
No acabó ahí, porque a su vez, el acusado, sin conocimiento previo ni consentimiento de su mujer, compartió a través de un grupo de WhatsApp denominado «hot» e integrado por personas de distintas nacionalidades, fotografías de su mujer en ropa interior que ésta le había enviado para uso único y exclusivo suyo.
Chat vejatorio
Junto a dichas fotografías puso en conocimiento de los integrantes del grupo el teléfono móvil de su mujer con un mensaje: «Mi esposa, las pollas grandes y depiladas para ella». En ese momento, recibió desde contactos desconocidos fotografías de miembros viriles de distintos contactos, que requerían sus servicios sexuales.
La sentencia explica que los mensajes le provocaron gran angustia, estupor y repugnancia, porque se sintió «vendida» por el padre de sus hijos con el que vivía en una situación precaria. La pareja llevaba unta desde 1 de noviembre de 2009 y tenía cuatro hizo de 5 a 8 años en el momento de la denuncia.
Vivieron en diferentes Centros REMAR de toda España, una ONG de rehabilitación de personas marginadas y con dependencias. La familia estaba en Algeciras, donde tenían asegurado el alojamiento, la comida, ropa e incluso el material escolar para sus hijos. Tenían ayudas familiares, debiendo respetar las condiciones de convivencia y vida del centro evangélico, que compartían con otras personas.
La mujer denunció, pero no ha quedado acreditado que no era primera vez que sufría abusos. En el 2018, durante el transcurso de una discusión a consecuencia de que la casa no estaba limpia, al girarse el procesado llevando un cajón de plástico en las manos la golpeó en el pecho.
Siete años de cárcel
El tribunal explica que por estar detrás de él, sin que se haya acreditado que existiera ánimo de atentar contra la integridad física de su mujer, ni que la perjudicada se interpusiere para evitar que el procesado les pegara a sus hijos. Dicho golpe no ocasionó lesión alguna a la víctima, ni fue al médico.
La mujer ya denunció que, en 2015, el hombre utilizó su superioridad física en el ámbito sexual forzando a su esposa a mantener relaciones sexuales para satisfacer su ánimo libidinoso pese a que aquélla se negaba. Estos hechos no han sido acreditados.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz condenó al hombre por un delito de agresión sexual a la pena de siete años de prisión con orden de alejamiento de 300 metros. Además, condenó por un delito leve de vejaciones injustas por los mensajes del chat a la pena de 30 días de localización permanente con orden de alejamiento de 300 metros.
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