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Tiroteo en Barbate: el asesino se suicida acorralado por la Guardia Civil

Mató a su vecino y huyó al campo, donde se ocultó y disparó a la Guardia Civil antes de quitarse la vida

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La Guardia Civil se ha echo cargo de la investigación ARchivo
J. J. Madueño

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Mató a su vecino, huyó y, cuando se vio acorralado por la Guardia Civil, se suicidó con el mismo rifle. Este pasado sábado, se halló en Zahora, un cadáver con heridas de bala. La presencia del cuerpo en esta pedanía de Barbate fue avisada a la Guardia Civil por teléfono. Al llegar, los agentes comprobaron que se podría tratar de un asesinato.

En ese momento, se estableció por un lado el correspondiente protocolo judicial y policial. El resultado de las investigaciones fue cerciorarse de que el cuerpo presentaba varios impactos de bala. Los proyectiles eran del calibre 22 y de escopeta calibre 12. Era un vecino de la pedanía de 57 años.

De todas estas investigaciones se hizo cargo la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Cádiz. El levantamiento del cadáver por parte de la autoridad judicial no se llevó a cabo hasta pasadas las nueve de las noche, cuando ya se había recogido todas las evidencias posibles en la zona del asesinato.

De forma simultánea a las pesquisas sobre el cadáver, se organizó un dispositivo de búsqueda en la zona para la localización del autor de los disparos. El principal sospechoso era un vecino de la víctima de 58 años con el que el fallecido mantenía determinados conflictos vecinales. Unas cuitas que eran conocidas por el resto de vecinos.

El dispositivo de búsqueda incluía siete patrullas de la Compañía de Vejer de la Frontera, el Equipo Pegaso con drones, guías caninos, Policía Judicial y un helicóptero de la Unidad Aérea con base en Rota. Había que peinar todo el terreno para dar con el supuesto asesino.

Sobre las nueve menos diez de la mañana del domingo, una de las patrullas desplegadas en la búsqueda de este hombre escuchó un disparo. La detonación se produjo muy cerca de su posición. La Guardia Civil no descarta que ese disparo fuera dirigido a los agentes que estaban en la zona, pero que el tirador no acertó con ninguno de ellos.

Lo que sí hizo fue revelar donde estaba. En medio del campo, los agentes consiguieron localizar el lugar de procedencia del disparo, hasta que pudieron ver a la persona que se parapetaba en un lugar perfectamente camuflado. Los agentes sabía que conocía el terreno, era cazador con licencia y, además, sabían que tenía en su poder un rifle calibre 22 y tres escopetas de caza.

En ese momento, empezaron a dar la orden para que depusiera su actitud, entregara las armas y pudieron ser detenido. En ese momento, durante la negociación, los agentes volvieron a escuchar un segundo disparo. En esta ocasión no iba dirigido a ellos, sino que fue autolítico. Acorralado, el presunto asesino, se había disparado para quitarse la vida en su escondite.

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