Jennifer López pidió papel higiénico japonés y un váter nuevo en su hotel de Chiclana: «Qué exagerada es»

«¿Usted sabe que Jennifer López necesita utilizar papel higiénico procedente de Japón?», preguntaba un reportero de Andalucía Directo a una vecina gaditana. «¿Muy lejos no, hijo? En Cádiz hay mucho papel», contestaba ella entre risas. Pero es que la «Diva del Bronx» no se conforma con cualquier textura: el papel tiene que ser japonés sí o sí.

Otra de las exigencias más comentadas fue que en cada hotel donde se hospeda se le instale una taza de váter nueva, a estrenar. «Ella pide que cuando va a un hotel, el váter se lo pongan nuevo», explicaba el reportero, «Qué exagerada es», le respondía otra de las vecinas de la zona. Y eso no es todo: Jennifer solicitó que se le reservara una zona completa del hotel para ella sola, con acceso restringido.

Además, nada de sábanas normales. Tienen que ser de al menos 250 hilos, un detalle que, según los expertos en la materia, se nota «en la suavidad, que es más agradable al tacto».

La estrella también sigue una dieta rigurosa: nada de fritos, ni productos locales, por mucho que estemos en la cuna del pescaíto frito. «Desayuna solamente tortilla de claras de huevo», decía el reporteo. «Pa' tener el culo perfecto que tiene», añadía otra vecina entre carcajadas.

Mientras tanto, un cocinero de la zona se lamentaba: «Lo que come ella… eso no tiene ni color ni ná. Yo quiero la tarjeta de la Jenni… ¡lo demás me sobra!».

Pero más allá de sus manías, Cádiz vivió una noche histórica. J.Lo no pisaba un escenario europeo desde 2019 y su regreso fue por la puerta grande. Desde las 18.30 horas de la tarde del día anterior, ya había fans haciendo cola. La primera en llegar presumía con orgullo: «Es mi diva, me encanta. De hecho, me dicen la J.Lo de Triana».

Con trajes brillantes, coreografías imposibles y una energía arrolladora, la artista hizo vibrar a un estadio repleto que coreó éxitos como «On the Floor» y «Let's Get Loud». Lo de menos fue el desayuno de claras o el papel japonés. Porque cuando J.Lo se sube a un escenario, todo lo demás desaparece. Y Cádiz lo sabe.