Andalucía supera los 10.000 transplantes de médula ósea
Estas intervenciones cumplen 40 años salvando vidas con cifras de récord gracias a la generosidad de los donantes, que superan los 111.000
Sevilla y Málaga, a la cabeza de trasplantes en lo que va de año, más de trescientos en toda Andalucía
Sevilla
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Iniciar sesiónMás de diez mil andaluces han recibido una donación de médula desde que, hace 40 años, se pusiese en marcha este tipo de intervenciones en la comunidad. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) está de cumpleaños igual que lo están las miles de ... personas que han pasado por el proceso y han conseguido alargar la vida gracias a la generosidad de otros.
En cifras, los andaluces son los más solidarios de España. Solo el año pasado se dieron en la comunidad 46 donaciones de médula efectivas. «Son 46 personas que pudieron salvar su vida», recuerdan desde la Consejería de Salud. Además, cada vez hay más gente comprometida con esta causa. Ejemplo de eso es que a lo largo de 2021 se apuntaron 3.291 nuevos donantes de médula en Andalucía. En total, hay 111.209 inscritos en el registro. Los donantes, subrayan en Salud, han aumentado un 364 por ciento en la última década.
Detrás de esos números hay vidas. Historias como la de Antonio Silva, quien preside la Asociación personas trasplantadas de Médula Ósea de Andalucía (Atmos). Le diagnosticaron en 2015 un cáncer de sangre que requería del trasplante. «Desde julio de ese año he pasado por lo de la médula, la gripe A, gripe B, neumonía, Covid... Todo lo que hay, yo lo cojo», cuenta. «Hay que reírse de esto. Yo digo que una o dos semanas al año me voy al 'spa', al hospital».
Eso es así porque el proceso de trasplante deja muy tocadas las defensas de los pacientes. Tienen tratamientos con inmunodepresores que evitan que el cuerpo rechace la médula donada. Y eso les hace vulnerables a otras infecciones. «Cuando te operan, el médico te dice que con la donación te quitan una enfermedad mortal por otra crónica», explica Silva.
Él, como todos los pacientes que han pasado por el proceso de recibir médula, primero agradecen a los donantes. Y luego, piden que la gente se anime. Apuntarse es un mero trámite administrativo. Y, si es es compatible con una persona que necesitase la médula, la extracción no duele. Solo ocupa unas tres horas, es fácil y salva vidas. Para apuntarse en la lista de donantes, donde el sistema sanitario internacional busca si hay personas compatibles que necesiten de la médula, hay que tener entre 18 y 40 años. ¿Por qué? «A partir de los 45 la calidad de la donación baja un diez por ciento cada año», explica Silva. Desde esa edad se puede donar llegado el caso pero no apuntarse a voluntario.
En estos 40 años de donaciones de médula, las cosas han cambiado mucho. Y para bien. Ha mejorado la efectividad de los trasplantes; el índice de personas que superan la operación; hay más donantes y tienen más compatibilidad con los pacientes... «Se ha mejorado en lo técnico y también en el trato, en lo humano», agradecen quienes necesitan la donación de médula.
Hasta 150 euros al mes
La donación es el primer paso en la recuperación de estos pacientes pero el único. Cierto es que supone la clave y lo que les salva la vida. Pero tras la operación deben pasar por un proceso y tratamientos que suelen ser de por vida. Nada invasivo, pero sí constante. Y, en todo caso, mucho mejores que la alternativa de no tener la médula donada.
Tras la operación, todos los pacientes cuentan sus días en una sala aislada donde ingresaron antes incluso de que llegase la médula. Los médicos suprimen su sistema de defensas para mejorar la tasa de aceptación de la donación y son muy vulnerables. Allí deben ver a su familia por una ventana y no tienen contacto con nadie. «No hay rincones en las paredes para que se limpien mejor y no haya nada que pueda perjudicar al paciente», recuerdan algunos de quienes han pasado por allí.
Rechazo
Después llegan los tratamientos farmacológicos. «Son caros, se pagan entre 100 y 150 euros de media por paciente al mes», explica Silva. Hay «quien tiene que gastar aún más porque tenga otras patologías», añade. Solo una caja de Aciclovir, un medicamento que toman muchos de los trasplantados, cuesta 50 euros, se quejan.
La medicación y el apoyo de las asociaciones de pacientes sirven, entre otras cosas, para evitar las secuelas que pueden dejar en el cuerpo y la mente pasar por el proceso de una donación de médula. Indican los expertos que el rechazo de trata con medicamentos que deprimen el sistema inmune del cuerpo. Eso tiene una ventaja: no se detecta la nueva médula como un cuerpo extraño y no se rechaza. Y un peligro: tampoco se detectan, en algunos casos, virus o bacterias que pueden atacar al paciente. También hay quien, pese a tomar esos inmunodepresores, sufren rechazo en algún grado y el cuerpo «ataca» algunos órganos.
No siempre es así. Las asociaciones de pacientes también hablan de quienes tienen un rechazo «mínimo» y muy pocas secuelas. De todos modos, sí que es común a todos tomar inmunodepresores. Es el precio a pagar por esquivar la enfermedad mortal. Un peaje al que ayudan los donantes, que son anónimos. «Solo sabemos del país del que vienen», explica uno sevillano que debió someterse a la intervención hace años. «Yo le escribí una carta para darle las gracias, pero no sé más», recuerda.
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