Una fotografía en tono sepia, ajada por el paso del tiempo y con las esquinas combadas, rescata esa imagen estereotípica del emigrante andaluz con su gorra campera y la maleta de cuadros. Camino del futuro incierto entre titubeos. En contraste, el 'post' actual ... en formato digital y compartido en redes, a todo color, muestra a otro andaluz (su hijo, su nieto, un paisano) de regreso a su tierra y con una amplia sonrisa.
Andalucía ha dejado de ser una región exclusiva de emigrantes, como ha sido históricamente desde la mitad del siglo pasado y principios del XXI. Sigue habiendo sureños que marchan en busca de nuevas oportunidades laborales y económicas o incluso experiencias, pero ha cambiado la tendencia. En el 2023 volvieron 18.000 andaluces a su Comunidad (17.975), confirmando la tendencia del 22 (+17.246) y del 21 (+15.722). Eso supone que cada mes regresaron 1.500 personas a sus raíces, 50 al día.
Málaga y Sevilla son las provincias que más han tirado de esos andaluces en su retorno, si bien no son las únicas en las que se ha producido este aumento. El mayor crecimiento en términos porcentuales se ha registrado en Jaén, aunque sea la última en los registros absolutos. Sevilla sube un 26% y Granada un 21% en sólo dos años. Por contra, hay ligerísimos descensos en Córdoba y Huelva, donde el flujo migratorio se estabiliza.
El principal motivo es el económico. La economía de la región ha crecido interanualmente alrededor del 3,0% en PIB (Producto Interior Bruto) y el consumo medio de los hogares también ha aumentado a este mismo nivel. La industria en gran parte y la construcción de manera más moderada tiran del carro y el turismo se consolida como la joya de la corona. La Comunidad Autónoma se mantiene por debajo de los 600.000 desempleados y, pese a la subida del mes de septiembre, tiene la cifra más baja desde 2007. Hay más oportunidades laborales en los polos industriales y tecnológicos de Sevilla y Málaga, concretamente.
Otra de las grandes razones es el impulso al teletrabajo, que permite que muchos andaluces que se encontraban en ciudades como Madrid o Barcelona, donde se aglutinan la mayoría de las grandes empresas del país, puedan laborar a distancia desde cualquier punto del planeta. Y eligen su tierra. El litoral (Costa del Sol, de la Luz, Tropical) y pequeñas y tranquilas poblaciones serranas se han beneficiado de ello.
Existen numerosas causas que acompañan a estos dos pilares fundamentales: el vínculo familiar y personal, las óptimas condiciones climáticas y mayor calidad de vida del sur de España, el coste más bajo de productos y servicios, y la atracción de personas cercanas a la jubilación que buscan ese ansiado regreso a casa por un símbolo también de pertenencia.
En el debe de Andalucía, motivo de la diáspora, es el déficit histórico en materia de economía, en industria, que le empuja a seguir liderando estadísticas nefastas como el paro y la renta per capitá: esta misma semana, las estadísticas del Ministerio de Hacienda mostraban que un pueblo malagueño, Benamargosa, es el más pobre de España, y hay ocho municipios entre los diez con menor renta media de todo el país.
Esto provoca que siga existiendo, al igual que en todo el territorio nacional, una fuga elevada de jóvenes cualificados que buscan fuera de España (Francia, Reino Unido y Alemania en Europa, Argentina y EEUU fuera del continente) mejores oportunidades laborales y económicas. Médicas, enfermeros, ingenieras... aprovechan el mercado global para desarrollarse fuera de sus hogares de cuna. Así lo refleja en su estudio David Moscoso, catedrático de Sociología de la Universidad de Córdoba, y coautor del libro Condiciones de Vida y Expectativas de Retorno de los Andaluces en el Exterior.
Tierra receptora de inmigrantes
No obstante, los datos estadísticos reflejan que Andalucía recupera a parte de sus emigrantes que abandonaban sus casas para irse sobre todo a Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana, los destinos preferentes muy por encima del resto. Y como bien es sabido es una tierra receptora de inmigrantes llegados desde el extranjero. Los movimientos migratorios en el 2023 en Andalucía ofrecen un saldo positivo de 60.385 personas: ese mismo año se registraron 219.045 entradas y 158.660 salidas. La mayoría de estos nuevos vecinos son de Marruecos, Colombia y Argentina mientras que Málaga fue la provincia con mayor saldo migratorio.
El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). Apenas hay diferencias entre géneros, pero sí destacan que el grupo más frecuente de edad fue el de 30 a 34 años, tanto en emigraciones (12%) como en las inmigraciones (11,8%). Las ciudades de Málaga y Sevilla alcanzaron los mayores saldos migratorios (6.004 y 3.727, respectivamente), y Almonte y El Ejido los que sufrieron más salidas que entradas, en la tendencia generalizada al traslado a grandes municipios en busca de mejores oportunidades laborales.
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