Apagón
Los aeropuertos vuelan y las estaciones descarrilan en una recuperación a ritmo desigual
Los ciudadanos regresan a la normalidad desde primera hora aunque algunas localidades orientales y zonas rurales no recuperan el pulso total hasta bien entrada la tarde
El caos en trenes y estaciones marca de nuevo la jornada en la que no se lamentan graves incidentes
Apagón de luz, en directo: última hora de los cortes, tráfico e incidencias en Andalucía

La imposible misión de encontrar el punto medio cuando se desconocen los extremos. El difícil equilibrio para no exceder en la prevención, sin nunca saber el resultado de tomar otras medidas más laxas, de relajar la situación y reducir la tensión. Andalucía despertó ... el día después con luz, con electricidad para calentar café y tostada, para cargar el teléfono móvil todavía con su línea perezosa e intermitente pero ya con datos y cobertura. Tras la desconexión... un día más.
El regreso a la normalidad en Andalucía resultó extremadamente fácil para la enorme mayoría (excepción hecha de los que sufrieron los desmanes del transporte público). El apagón se convertía en un paréntesis incómodo, molesto, por momentos aderezado con una exasperante dosis de incertidumbre, si bien en general poco relevante para la existencia cotidiana. Ni la pandemia nos hizo más fuertes ni el apagón nos hará más sensatos.
En parte porque desde los propios gobernantes lo complican con decisiones y recomendaciones contradictorias que ofrecen una sensación de inseguridad y profunda confusión. Alcanzaba ésta su punto álgido a primera hora de la mañana, pues el consejo del presidente Pedro Sánchez de no llevar a los niños y niñas al colegio, ya bien entrada la noche, desconcertaba a unos progenitores que no entendían, sobre todo, el por qué. Las universidades arrancaban timoratas y divididas (Sevilla no, Cádiz sí...) pero en la sesión vespertina ya se pasó lista y los estudiantes regresaban a sus pupitres.
Andalucía oriental recobraba la energía con mayor lentitud, a la cola nacional. No sólo el tren o el turismo, también la luz llegaba tarde a Almería, Granada y Jaén. Hasta 9.000 hogares jienenses seguían a oscuras 24 horas después de caer el telón. Y en Almería peligraba el suministro hídrico para más de 140.000 personas por el apagón de las desaladoras.
En esta crisis se advierten dos caras bien diferenciadas. La alegre, por robusta, la de los centros sanitarios, terminales marítimas, aeropuertos y prisiones. Claves en la salud y la seguridad. Funcionaron con grupos electrógenos propios y la propia Guardia Civil se encargaba de reducir al mínimo el riesgo completando el suministro. Los hospitales han atendido urgencias y operaciones inaplazables. Ha habido pocos vuelos cancelados. La convivencia entre funcionarios y presos no se resentía, aunque hubiera medidas de ahorro (duchas templadas, comida fría) para administrar el gasoil.
La cruz sigue proyectando sus sombras sobre una de las principales debilidades nacionales: el tren. Caos en las estaciones por la falta de información, ya que los usuarios no sabían si el billete del lunes era válido, si había otras alternativas. Apagón informativo en este fundido a negro. Santa Justa, María Zambrano, Granada, Huelva... eran un hervidero de gente agotada física y mentalmente a la espera de respuestas que nunca llegaban.
La red se quedaba inoperativa y agentes municipales y nacionales 'rescataban' a esos pasajeros, algunos en parajes desérticos, para acabar durmiendo en pabellones como el de Íllora (Granada) o Brenes. Curiosamente aquí quedó atrapada la consejera de Juventud e Igualdad Loles López. Sólo se restablecían los Cercanías y los principales servicios de Larga Distancia y la Alta Velocidad. Los tranvías y metros tardaban en reaccionar si bien con menos problemas en los usuarios por las menores distancia.



Pérdidas económicas significativas en comercios, que durante muchas horas del lunes carecieron de actividad. Y hasta en la ganadería, pues se estropea la leche de los tanques y no se pudieron ordeñar a los animales. Entre los accidentes más graves, un herido por quemaduras en Algeciras por la deflagración de un camping gas. Intervenciones constantes de bomberos para el rescate de personas atrapadas en ascensores. Pueblos sin agua durante la noche, en zonas rurales de Granada o Jerez. Todo solventable, a ritmo lento, plomizo.
Y es que Andalucía abrió pronto los ojos, pero tardó una eternidad en despertarse.
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