Andalucía
Observatorio de Calar Alto en Almería: cuando trabajar es mirar a las estrellas
Unas 40 personas prestan servicio por turnos. La mayoría viven allí, a 2.000 metros de altitud, sin descansar siquiera en Navidad
Tarsis, el nuevo instrumento de última generación para el telescopio de Calar Alto en Almería
Raquel Pérez
Almería
Demostrar que es posible vivir fuera del planeta Tierra cada vez parece menos improbable. Los astrónomos siguen trabajando en el descubrimiento de otros mundos habitables. En esta tarea galáctica cobran especial importancia los científicos del Observatorio Astronómico de Calar Alto en Almería.
Desde que se ... pusiera en marcha el instrumento 'Carmenes' en 2016 se han vislumbrado más de sesenta exoplanetas, menos de diez en zona habitable, pero eso no significa que vivan personas ni que se puedan instalar. Creen que habrá que esperar décadas para poder confirmar la vida 'extraterrestre'.
Las noches de Calar Alto disfrutan de unas condiciones excelentes y unos cielos extremadamente claros. Durante el invierno, cuando las nubes y la neblina suelen mantenerse por debajo del observatorio se dan las mejores condiciones para la detección de otros planetas que giran en torno a estrellas diferentes al Sol con potencial para ser aptos para los humanos.
«Me he perdido muchas veces la Nochebuena o la Nochevieja; aquí no se puede parar»
El Centro Astronómico Hispano en Andalucía (CAHA), cien por cien nacional, es el mayor complejo de su tipo de Europa. Cuenta con cuatro telescopios principales desde donde se observa el universo bajo uno de los limbos más limpios y puros del mundo. A 2.168 metros de altura en la Sierra de Los Filabres es un referente internacional que da servicio a la comunidad científica.
Aquí se ubica el telescopio más grande de la Península, con un espejo de 3,5 metros de diámetro y una cúpula tan alta como una catedral. A pesar de sus 260 toneladas, el movimiento y la óptica son tan precisos que se podría ver con nitidez una moneda de cincuenta céntimos a cincuenta kilómetros de distancia.
El juego de espejos se encarga de concentrar toda la lejana luz de las estrellas recibida en detectores como 'Carmenes', el cazador de planetas. Este instrumento es capaz de hallar movimientos de un metro por segundo, como una persona caminando, pero a años luz de distancia.
365 días al año
Hacen falta muchas horas de observación y análisis para dar con un descubrimiento. No es fácil, pero merece la pena, cuentan los astrónomos. La sala de control está operativa día y noche los 365 días del año y el observatorio conforma un pequeño pueblo de montaña que siempre mira hacia arriba.
Es un servicio caro: cada segundo de observación con el telescopio puede costar un euro de dinero público
Unas cuarenta personas trabajan en Calar Alto por turnos, pocas veces son más de veinte al mismo tiempo. En total manejan cuatro telescopios con espejos de más de 1,20 metros de diámetro, tecnología heredada de Alemania que hasta 2019 gestionaba el centro junto a España.
Gilles Bergond es astrónomo de soporte en Calar Alto. Apasionado de su trabajo, describe cómo son las largas jornadas que desarrollan. Frío no pasan, pero sueño, mucho. «Aquí no se puede parar, me he perdido muchas veces la Nochebuena o la Nochevieja, es complicado encontrar una hora para bajar a comer porque a veces cada cinco minutos hay que cambiar la orientación del telescopio», explica.
Durante el día los astrónomos preparan los instrumentos y por la noche se realizan las observaciones. Muchas de ellas son de servicio de acuerdo con las instrucciones que reciban. El cielo tiene que estar bastante despejado y esa es la gran ventaja del observatorio almeriense.
Pero no solo hay científicos. Aquí también es muy importante la labor del personal técnico como mecánicos, electrónicos, informáticos y mantenimiento. Los aparatos son muy complejos y hay que mantenerlos en perfecto estado; todos tienen una tarea esencial y si uno falla el resto no podrá hacer su cometido.
Elevada eficiencia
La eficiencia es muy alta. El tiempo perdido por problemas técnicos es apenas del 1%, mientras que en otros observatorios puede alcanzar el 10%. «Hace más de treinta años éramos una colonia alemana, ahora casi todos son españoles. Realmente hay que agradecer esta transferencia de tecnología que ahora conocemos con mucho detalle y por eso tenemos poco tiempo de pérdida de observación», explica Bergond.
Hace décadas los astrónomos pasaban toda la noche en la cúpula, con el ojo puesto en el ocular, pero esto por suerte se acabó. Ahora están frente a una pantalla de ordenador donde recogen los datos más importantes. «No es tan romántico como algunos creen, pero mucho más eficaz», dice el científico, que ya se conoce todos los trucos y lo que puede fallar tras más de mil noches de observación.
El centro está cogestionado entre la Junta y el CSIC con el Instituto de Astrofísica de Andalucía de Granada como referencia
En Calar Alto se trabaja para los demás, y más del 90% de las noches están dedicadas a observaciones en modo servicio sin la presencia del investigador a quien se le ha concedido el tiempo. Un trabajo para la comunidad científica que se desarrolla gratis tras recibir las propuestas y ser revisadas por un comité.
«No es un servicio barato, cada segundo de observación con el telescopio de 3,5 metros puede costar un euro de dinero público porque hay que mantener los aparatos, pagar a astrónomos y técnicos. Por eso no podemos desaprovechar el tiempo: si te vas a tomar un café durante cinco minutos puedes perder 300 euros, así que hay que rentabilizar cada segundo de observación«, manifiesta Bergond.
El centro ofrece sus servicios y colabora con instituciones de diferentes partes del mundo. Desde que entró la Junta de Andalucía en 2019 son hispano-andaluces y cualquier astrónomo afiliado con un instituto o universidad española puede enviar su propuesta, si es de calidad se realizará.
La vida en el Calar Alto no es fácil, principalmente por las intensas nevadas y el viento que se registra en la zona durante la época invernal. Para salvar estos obstáculos cuentan con un sistema de túneles que conectan todos los telescopios con la zona del hotel.
El observatorio fue un 'regalo' equivalente a 500 millones de euros que dejó en 1973 Alemania a España, que puso el suelo... y el cielo
Solo algunos profesionales que viven en la capital o en pueblos cercanos como Gérgal van y vienen a diario. «Hay mucho desnivel, subir y bajar todos los días 2.000 metros de altura no es bueno para los oídos. La mayor parte de los compañeros se queda aquí. Son jornadas muy largas, con noches de observación en invierno de hasta quince horas y lo último que quieres cuando terminas es coger el coche», explica Bergond.
Se hacen turnos de hasta diez noches, cuentan con habitaciones muy cómodas donde dice que «pasamos menos frío que en nuestras casas». Hay gimnasio, sala de juegos… y el restaurante que cerró con la crisis económica se ha sustituido con un catering diario que viene desde el poblado de Las Menas en Serón.
Esta infraestructura está cogestionada por la Junta de Andalucía y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con el Instituto de Astrofísica de Andalucía en Granada como centro de referencia. Calar Alto es un regalo equivalente a 500 millones de euros que dejó Alemania en la sierra almeriense en 1973 donde España solo puso el suelo, carretera, agua, electricidad y el cielo.
A por nuevas galaxias
Almería seguirá en la primera línea de investigación astrofísica con la incorporación de Tarsis. Un nuevo instrumento que se instalará en Calar Alto con características únicas que permitirán hacer análisis astrofísicos punteros.
Los telescopios se hacen viejos, pero siguen en perfecto estado óptico y mecánico, las innovaciones permiten modernizarlos a través de su acople en el foco y examinar así objetos celestes. Así se observará en el rango ultravioleta cercano, un dominio casi inexplorado desde la Tierra.
El nuevo proyecto que emprenderá el observatorio no tiene precedentes, un instrumento único en el mundo para concebir ciencia que no se ha hecho hasta el momento. Durante los primeros años se estudiarán una muestra de dieciséis cúmulos de galaxias lejanos y permitirá alumbrar etapas anteriores del Universo.
«Lo que se descubra nos ayudará a entender qué papel juegan los agujeros negros en la formación estelar, o qué tipo de galaxias se formaron, abrir nuevas áreas de la Física, entender mejor tanto la materia como la energía oscura, dos de las grandes incógnitas actuales de la cosmología», traslada el director de Calar Alto, Jesús Aceituno.
Pero la innovación en el observatorio almeriense no se quedará aquí, hay otros instrumentos por llegar. Una cámara infrarroja (PANIC), un telescopio de gran campo (CASTLE) o un diseño modular que logrará construir el equivalente de un gran reflector por la décima parte de su precio. Y todo ello, para seguir siendo un referente en la astronomía mundial desde el cielo de Almería.
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