La historia de Mohcine, un marroquí del centro de menores infractores de Oria que ha logrado insertarse en la sociedad

Elegir entre el camino bueno y el malo es decisivo para la integración tras haber cumplido con la condena como menor infractor. Mohcine lo tenía claro y agradece su paso por este centro y espera que otros compañeros sigan su camino para tener una segunda oportunidad.

Ahora, este chico de origen marroquí tiene 23 años, un trabajo y una vivienda en uno de los municipios de la comarca del Valle del Almanzora. El caso de Mohcine es un ejemplo de éxito del Programa de Arraigo del CIMI Tierras de Oria donde desde el verano 22 chicos han logrado empleo tras cumplir la medida judicial, algunos de ellos se han asentado en los pueblos del entorno.

El consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública, José Antonio Nieto, ha calificado este jueves en Almería como una experiencia de éxito este programa que da una segunda oportunidad a los jóvenes que cumplen medidas judiciales. Nieto ha defendido que el sistema de Justicia Juvenil «es probablemente el dinero mejor invertido de la Junta de Andalucía» ya que permite recuperar para la sociedad a jóvenes que, en un momento de su vida, por diversas circunstancias, cometen acciones delictivas.

El Programa Arraigo es un proyecto iniciado por entidad que gestiona desde hace 22 años el CIMI Tierras de Oria, Ginso, en colaboración con empresas y ayuntamientos del Valle del Almanzora. El objetivo es propiciar que los jóvenes que salen del centro tras cumplir las medidas judiciales, ya con la mayoría de edad, y que carecen de una red de apoyo, como es el caso de extranjeros no acompañados o menores sin familia que pueda hacerse cargo de ellos, cuenten con oportunidades laborales para quedarse a vivir en la zona, donde hay empresas que necesitan trabajadores y municipios que pierden habitantes.

En Tierras de Oria hay actualmente 61 jóvenes cumpliendo medidas judiciales, una docena de ellos participan en el programa. El presidente de Ginso, Alfredo Santos, señala que existen muchas ayudas y protección para los menores, pero cuando cumplen los 18 años, los jóvenes que han pasado por el Sistema Judicial si no han conseguido arraigarse tienen «un riesgo enorme de pasar al lado oscuro».