Unos 2.200 menores andaluces esperan encontrar una familia de acogida o adopción

Andalucía cuenta con más de 1.800 familias de acogida que están proporcionado un hogar temporal a más de 2.500 niños y adolescentes, pero son necesarias muchas más

La Junta busca hogar para 134 niños que esperan en centros de protección en Córdoba

Imagen que simboliza la unión de una familia abc

01/10/2023
Actualizado 10/10/2023 a las 10:59h.

Necesitan el calor de una familia. Vienen de situaciones de abandono, maltrato y circunstancias vitales extremas. Son los menores que necesitan acogida temporal o ser adoptados. En Andalucía, aunque hay 2.500 niños y adolescentes en familias de acogida hasta encontrar ... las definitivas, son unos 2.200 los que aún permanecen en centros de protección de la Junta de Andalucía esperando una oportunidad, según los últimos datos facilitados a ABC por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta.

Estos datos evidencian que, aunque Andalucía cuenta con 1.846 familias acogedoras, son necesarias muchas más porque un hogar es sin duda el mejor entorno que se puede ofrecer a unos niños y adolescentes que han pasado por unas circunstancias difíciles. «Es ahí donde encuentran la protección, el afecto y la estimulación que necesitan para su desarrollo», se asegura desde la Consejería.

Estos 2.200 menores, la mayoría con edades superiores a los siete años y grupos de hermanos, están por tanto esperando, y mereciendo, la oportunidad de vivir en un hogar y poder beneficiarse de la cercanía y estabilidad que les puede proporcionar una familia. «Un hogar les aporta estabilidad y modelos de convivencia adecuados, lejos de las realidades vividas, y por su parte, estos menores dan mucho con sus sonrisas y su cariño, siendo una experiencia enriquecedora y emocionante para ambas partes», añaden desde la Junta.

Se buscan familias

Por ello, la Consejería acaba de poner en marcha la campaña 'Acoger, adoptar, colaborar, da mucho', que busca animar a familias andaluzas a abrir las puertas de sus casas a estos 2.200 menores que están en centros de protección en Andalucía. La Consejería ha ampliado los equipos y profesionales para dar respuesta a las familias que están siendo movilizadas dentro de dicha campaña y está reforzando la atención a las personas que se ofrecen para el acogimiento y la adopción. Psicólogos y trabajadores sociales les informan y valoran su idoneidad para que puedan emprender esta maravillosa aventura.

Para apoyar a las familias de acogida y los menores que llegan a sus vidas, se ha reforzado el acompañamiento al acogimiento, también con psicólogos y trabajadores sociales, que facilitan la integración, realizan seguimientos, diseñan los planes de apoyo necesarios e incluso ofrecen grupos de autoayuda.

FAMILIA GÓMEZ REINA

«Cuantos más problemas traen más fuerte es el lazo»

Alberto Gómez y Eva María Reina viven en la provincia de Sevilla. Tienen ocho hijos biológicos de entre 21 y cuatro años, una complicada tarea a la que han sumado ser padres de acogida de urgencia de numerosos niños a los que están ofreciendo el calor de un hogar y el cariño de una familia numerosa. La experiencia de unos amigos les animó a hacerlo. Fue en plena pandemia, en 2020, cuando recibieron en casa a su primer menor. Alberto, militar de profesión, estaba de misión en el extranjero. Les llamaron desde la Fundación Márgenes y Vínculos porque tenían un menor en situación de emergencia: era una bebé recién nacida cuya madre, de nacionalidad extranjera, había renunciado a ella. «Les pregunté a mis hijos y me dijeron que sí. Nos apoyaron desde el principio. Estuvo con nosotros casi cuatro meses. Fue una experiencia muy buena pero, al ser la primera, la más traumática cuando se fue. Llorábamos todos como magdalenas. Fue muy duro pero luego mis hijos quisieron que siguiéramos acogiendo», cuenta Eva María Reina. Esta familia ha tenido en tres años seis menores en acogida de urgencia, todos recién nacidos. Ahora tienen un bebé de un mes y medio. «Las experiencias han sido muy buenas, aunque ha habido momentos duros. Hemos tenido bebés con síndrome de abstinencia que nos han tenido muchas noches en vela por llantos inconsolables, pero cuanto más problemas traen más te vinculas y más fuerte se hace ese lazo». Y es que asegura que estos niños son uno más de la familia «cuando están con nosotros. Es algo que recomiendo a todo el mundo. Aunque en los centros están muy bien cuidados, no es lo mismo el calor de un hogar y de una familia. Muchas personas me dicen que les dolerá cuando se los quiten y yo siempre les respondo lo mismo: no nos los quitan porque no nos los han dado. Somos conscientes de que se irán. Los estamos cuidando hasta que encuentren una familia adoptiva o se solucione su situación. Quien se meta en el programa para cubrir una necesidad propia lo va a pasar mal y no va a poder, pero si lo haces pensando en las necesidades de cuidados y cariño que tienen estos niños lo puedes sobrellevar. Eso sí, no somos de piedra porque nos encariñamos con ellos».«Es muy gratificante ver a estos niños ahora con sus familias adoptivas, con quienes mantenemos relación. Verlos tan felices no tiene precio», añade.

FAMILIA FERNÁNDEZ GARCÍA

«Son uno más aunque sabemos que un día se irán»

Francisco Fernández y Dori García no eran nuevos en abrir las puertas de su hogar a niños que lo necesitaban. Cuando vivían en Cataluña acogieron a varios menores saharauis en temporada vacacional. Luego fijaron su residencia en La Línea de la Concepción y quisieron seguir haciéndolo pero no fue posible y por eso decidieron convertirse en familia de acogida. «No encontramos ninguna asociación para niños saharauis y leímos que hacían falta familias de acogida aquí en Andalucía. Nos tiramos a la piscina sin saber muy bien dónde nos metíamos», cuenta Dori. Fue hace 12 años. Su hijo mayor tenía entonces 21 y su hija, 17. Comenzaron como familia de acogida de menores de urgencia especializados. Eligieron esa clasificación que ahora ya no existe; ahora todos los menores son de acogida de urgencia o temporal. El primer niño que tuvieron en acogida tenía dos años y medio y se fue con cuatro al ser adoptado. Desde entonces, esta familia ha acogido a 15 niños, algunos de ellos bebés e incluso a grupos de hermanos. «Ya he perdido la cuenta de cuántos niños hemos tenido», reconoce Dori, que asegura que todas las experiencias han sido positivas. «Cada niño viene con unas circunstancias y necesidades diferentes. Nuestra faceta de padres las tenemos cubiertas con nuestros dos hijos pero hay niños que necesitan una familia que las acoja hasta que encuentren una definitiva. Los tratamos como si fueran uno más de nuestro hogar y somos conscientes de que un día se irán». Y aunque son momentos duros, esta madre de acogida confiesa que también reporta alegría: «Ves cómo se van y se acoplan sin problemas a sus nuevas familias, que suelen ser adoptantes y con las que, en la mayoría de los casos, seguimos en contacto». Francisco y Dori decidieron hace unos meses dejar la acogida pero animan a otras familias, sobre todo jóvenes, a acoger: «Hacen falta familias más jóvenes y es una experiencia muy positiva que además aporta mucho como familia y cambia a tus hijos; se vuelven más solidarios, empáticos y abiertos de mente. Para hacerlo sólo hacen falta las tres C: cariño, comprensión y comida».

FAMILIA LÓPEZ TORIBIO

«La resiliencia de estos niños nos deja boquiabiertos»

Lorenzo Juan López y Rocío Toribio son un matrimonio onubense con dos hijos que lleva desde 2014 siendo familia de acogida. Todo comenzó por una amiga. «Me impactó saber que había niños tan pequeños en centros de menores y así empezó todo», reconoce Rocío. Tras superar el estudio de idoneidad al que son sometidas estas familias, acogieron a su primer menor. Era una bebé de sólo un mes. «A partir de ahí hemos tenido 20 niños en acogimiento, incluso grupos de hermanos, bebés de sólo un día, así como niños con necesidades especiales, maltratados, violados o con problemas graves de salud que afortunadamente salieron adelante. Estos niños tienen una resiliencia que nos deja muchas veces boquiabiertos. Es impresionante ver lo fuertes que son y seguir sus avances», explica. Pese a los momentos complicados, el saldo es positivo: «Me compensa con creces lo positivo. Estos niños son muy felices e irán a una familia definitiva tras nuestra acogida».

SAMUEL. HIJO ADOPTADO

«Todo es genial en mi familia, hemos tenido mucha suerte con nuestros padres»

La acogida tiene a sus mayores protagonistas a los niños y niñas a los que las familias, en un gesto de solidaridad y cariño abrumador, reciben en sus hogares para convertirlos en uno más. Es la otra versión de miles de historias y la constatación del bien que hacen estos padres de acogida o adopción a tantos y tantos menores que necesitan el calor de un hogar, unos padres y unos hermanos. Un buen ejemplo de que merece la pena y de la generosidad y entrega de estas familias es Samuel. Es gaditano, tiene 24 años y está preparándose las oposiciones a juez y fiscal tras licenciarse en Derecho. Samuel tenía ya 12 años cuando fue acogido temporalmente por la que es ya su familia. Sus padres lo adoptaron a él y sus dos hermanas biológicas. Los tres estaban en un centro de acogida. Sus hermanas, más pequeñas, fueron primero a una familia de adopción tras estar con otra en acogida temporal pero el proceso fracasó. Ocurre a veces. Ahora, los tres están bajo el mismo techo con sus padres adoptivos. «Mis hermanas, más pequeñas que yo, llegaron un año después a casa y los tres fuimos adoptados por nuestros padres. Hemos tenido mucha suerte. No es frecuente, primero por la edad que yo tenía cuando me acogieron, y luego, porque somos tres hermanos», explica. Samuel asegura que su vida y la de sus hermanas junto a sus padres es como la de cualquier otra familia. «Todo es genial en mi familia. Hemos tenido muchísima suerte con nuestros padres. Su generosidad ha sido y es tremenda. Estudié la carrera que yo quise y ahora estoy preparándome las oposiciones», cuenta a este diario.