Fallece Alberto Yarte, el artífice del crecimiento de Iberdrola en Andalucía

Tras un breve paso por Alcatel, en 1995 este directivo fue el responsable de la rápida expansión por Andalucía de la empresa de telefonía móvil Airtel (adquirida posteriormente por Vodafone) como delegado territorial de esta multinacional. Sus colaboradores en Iberdrola se sorprendían a menudo de que en cada pequeña localidad siempre se topara con gente conocida a la que saludar. Yarte, que atesoraba una gran simpatía natural que le ayudaba en las relaciones públicas, recordaba entonces que con Airtel había recorrido toda Andalucía para negociar con los ayuntamientos la instalación de antenas repetidoras.

Ignacio Sánchez Galán había sido consejero delegado de Airtel y asistió al gran trabajo que había desarrollado Yarte tanto en Andalucía como en Extremadura. Cuando Galán asumió la dirección de Iberdrola como consejero delegado, fichó a los pocos meses a Alberto Yarte para encomendarle una nueva tarea: crear la primera dirección territorial de esta compañía eléctrica en Andalucía con la ambición de afrontar la liberalización del mercado energético que se inició en 2003. Aunque las características del sector eléctrico son muy diferentes a las telecomunicaciones, Yarte asumió esta labor con un enorme entusiasmo y, en muy poco tiempo, multiplicó la notoriedad de Iberdrola en el Sur de España.

Desde 2003 pilotó con éxito uno de los mayores esfuerzos inversores que se han hecho en Andalucía en el siglo XXI, especialmente en el campo de la producción de energía verde y de ciclos combinados. Bajo su batuta, I berdrola ha desembolsado casi 3.000 millones de euros en los últimos diez años con la puesta en marcha del ciclo combinado de gas de Arcos de la Frontera y la promoción de grandes parques eólicos en casi todas las provincias. En estos años Yarte ha sido el pilar sobre el que se ha asentado Iberdrola en la región, dado que conocía perfectamente todos sus vericuetos políticos y sociales. De hecho, fue pionero en la creación de un consejo territorial de Iberdrola, en la que figuras señaladas del empresariado andaluz se reunían con los principales directivos de esta compañía eléctrica para compartir información del sector. Posteriormente, esta idea ha sido copiada por otras grandes empresas.

La llave que le abría todas las puertas era su gran carisma, su particular voz grave combinada con un sentido del humor siempre a flor de piel. Además de sus tres décadas de intachable actividad profesional en Sevilla, ha sido su carácter abierto y expansivo el que le ha dado el enorme reconocimiento que tenía en esta ciudad.