¿Quién se llevó los filetes que sobraron?

Según explicó en los cursos, para que los alumnos aprendieran a filetear una entidad preveía 5.000 kilos y otras 70.000 kilos. Por ello ante tal disparidad, los técnicos vieron que era un disparate y dispusieron que hubiera 40 ó 45.000 kilos de carne.

Entonces T. M.preguntó que pasaba con la carne que sobraba. Si se la llevaban los alumnos o se tiraba. Primero le dijeron que iba al Matadero, pero el director de éste se lo negó. Luego le contaron que iba a parar al Muladar de la Sierra Norte y tampoco fue así. Por ello el funcionario pidió que se llevara a comederos sociales. Tras ello se montó la cadena de frío y se aceptó por las entidades y también por el Obispado. Sin embargo, luego su jefa de servicio le dijo que no se firmaba el convenio porque podía dar lugar a malos entendidos.

Tras ello, T. M.se marchó a Ecuador y al volver le acusaron de llevarse la carne, «algo incierto» y que, según dijo, avaló incluso el obispo. «A partir de ese año ya no hubo más cursos de carnicero; se hicieron ricos los que los impartieron», dijo Montes.