La última chispa de Rossi

Este delincuente, a los que los intermitentes periodos de cárcel no han conseguido enderezar, se había asentado en la conocida barriada de El Palo, donde captó a cuatro jóvenes con los que iba a refundar su organización. En este barrio, curiosamente, perpetró uno de sus golpes más sonados. Fue en 2005, en una sucursal de Unicaja. A sus compinches, que entonces eran compatriotas, se les fue la mano con el acetileno y la explosión se descontroló. La deflagración dejó numerosos billetes chamuscados flotando por los aires y a algún vecino tratando de encontrar uno que se hubiese salvado.

Walter Rossi fue detenido poco después de este robo e ingresó en prisión, donde se piensa que entró en contacto con otros ladrones a los que enseñó su forma de operar. El procedimiento de explosión por acetileno consiste en introducir en un cajero automático una mezcla de gases con artilugios fabricados artesanalmente por los delincuentes. Posteriormente, con una chispa, se genera una deflagración que hace reventar el terminal.

Policía Nacional y Guardia Civil aunaron esfuerzos y sus pesquisas determinaron que en la provincia malagueña había dos grupos organizados actuando simultáneamente con un nexo de unión: Walter Rossi.

El delincuente italiano capitaneaba uno de ellos, formado por cuatro jóvenes de la barriada de El Palo; mientras que el otro estaba formada por ocho ingleses de Liverpool. Éstos, según las fuentes consultadas, supuestamente habrían aprendido la técnica de un clan rumano al que presuntamente aleccionó Rossi. Era el vaso comunicante.

Éste fue detenido después de que sus pupilos fuesen capturados «in fraganti» por la Policía Local de Torremolinos cuando trataban de reventar un cajero. Los ingleses, considerados «muy peligrosos», fueron atrapados días atrás en Mijas, como adelantó ABC. Rossi vuelve a dormir en la prisión de Alhaurín de la Torre. Esta vez tiene 12 acompañantes.