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La hora de la verdad en el PP
Dos meses después de que Zoido anunciase su marcha de la presidencia del PP-A, el partido sigue esperando que Rajoy desbloquee la sucesión, lo que podría ocurrir esta semana
M. contrerAs
«Después de arreglar la economía española, Rajoy se va a poner ahora con lo realmente difícil, arreglar el PP andaluz». El comentario de un dirigente resume la resignación con la que los populares han vivido la paralización de la designación de su próximo líder ... durante más de dos meses, un periodo en el que se ha extendido un notable malestar por la forma en que la dirección del partido ha gestionado este delicado asunto.
El pasado 23 de noviembre Juan Ignacio Zoido anunciaba su decisión de abandonar la Presidencia del PP-A, aunque no concretaba la fecha de su marcha. «En los próximos días tomaremos juntos decisiones que marcarán el camino, presente y futuro, de la formación», explicaba, insistiendo en que «la hoja de ruta está preparada» y pronto la comenzarían «a desempeñar».
El tiempo ha demostrado dos evidencias: que el problema no se iba a resolver «en los próximos días» y que la decisión no se iba a tomar «juntos». Tras paralizar Mariano Rajoy la operación de relevo pactada por Juan Ignacio Zoido y María Dolores de Cospedal, toda la cuestión sucesoria quedaba en manos del presidente español, que debía decidir quién debe tomar las riendas del partido en Andalucía y cuándo debe hacerlo.
Desde entonces han transcurrido dos meses sin que se haya avanzado un ápice en la cuestión, lo cual no quiere decir que no se hayan hecho gestiones al respecto. Fuentes próximas a Rajoy aseguran que el presidente ha efectuado consultas en estas semanas tanto con Cospedal como con diferentes dirigentes andaluces, y que la cuestión sería abordada después de su viaje a Estados Unidos. Es decir, en los próximos días.
La principal duda es si Rajoy va a mantener el acuerdo que pactaron Zoido y Cospedal, y que situaba al actual secretario general, José Luis Sanz, como presidente y candidato del partido. La idea original de Cospedal era apostar por el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, como presidente, manteniendo a Sanz como secretario general, lo que garantizaba a la secretaria general del partido una dirección alejada de la influencia de Javier Arenas, dada la falta de sintonía entre el alcalde cordobés y el ex presidente del PP-A. Su acuerdo con Zoido para concentrar todo el poder en manos de Sanz parecía resolver el asunto, pero Rajoy ordenó frenar la operación y dejar el proceso en un desesperante sine die.
A Rajoy no le gustó que le impusieran un calendario apresurado y bastante demencial, que incluía un congreso extraordinario inminente, a la vuelta de las vacaciones de Navidad. La duda es, empero, si más allá del calendario, las reticencias de Rajoy se debían a que tiene otro candidato en la cabeza. Al presidente le gusta ubicar en los puestos claves a colaboradores cercanos, y en estas semanas todas las miradas se han dirigido a la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, una de las personas de máxima confianza de Rajoy y que mantiene buena relación con Soraya Sáenz de Santamaría y la propia Cospedal.
La opción de Báñez presenta dos problemas: por un lado, la resistencia de la ministra a asumir el cargo, basadas en cuestiones familiares. Por otro, recurrir a un ministro deja en evidencia al partido en Andalucía, máxime después de que Zoido haya insistido en las últimas semanas en reiterar su apuesta por José Luis Sanz.
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