Los aliados escenifican la soledad de un presidente arrinconado

Incluso ha sido Sánchez quien ha tomado la iniciativa para saludar y darle la mano al presidente turco Tayip Erdogán, que se sienta a la izquierda de España, solo separado por el asiento de Suecia. Turquía ha sido prácticamente el único país que ha tenido piedad de la soledad de Sánchez en su campaña contra el 5% de gastos militares. Erdogan agradece que España tenga desplegada en Turquía una de sus baterías de misiles antiaéreos Patriot que Estados Unidos no quiso venderle cuando estaba coqueteando con Vladimir Putin.

Pero ni siquiera el contacto con Erdogán fue excesivamente caluroso. Como el turco no habla inglés, el diálogo fue a través de una intérprete y solo en los escasos minutos antes de que llegase el sueco Ulf Cristersson. La danesa Mette Frederiksen, uno de los escasos gobernantes socialistas en la UE y que podría haber tenido un gesto para apoyar a su correligionario, estaba más preocupada por mantenerse dentro de la corriente del consenso general a favor del rearme.

Probablemente también las palabras de Donald Trump desde el avión en las que describía a España como «el problema de la OTAN» han servido para disuadir a cualquiera que quisiera tener un gesto de simpatía con el presidente del Gobierno español, que se ha encontrado solo. El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, lo había vuelto a reiterar en las páginas de 'Político', al referirse a España como «un problema» causado por «un Gobierno rodeado de desafíos».

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En los preparativos para la foto de familia, que es cuando se suelen ver los gestos de complicidad entre los dirigentes, a Sánchez nadie vino a darle una inocente palmada en la espalda. De hecho, varios hicieron gestos claros para no toparse con él hasta el punto de que se quedó tan descolocado que si alguien quisiera, podría cortar la silueta de Sánchez y no se notaría su ausencia en el retrato.

Y eso teniendo en cuenta que aparte de los asuntos de actualidad que arrastra el norteamericano, el único asunto que ha roto la monotonía de este tipo de reuniones ha sido la posición de Sánchez y las incógnitas que suscita. El belga Bart de Wever, que tiene problemas presupuestarios también, lo resumió de forma muy gráfica: «si puede hacer lo que dice (gastar menos del compromiso mínimo y obtener los resultados a los que también se ha comprometido) en realidad es un genio». Su rueda de prensa ha sido masi tan concurrida como la del secretario general, Mark Rutte, precisamente por saber cómo justificaba su posición.

Por ello, es muy posible que esta cumbre acabe por marcar un punto de inflexión en la reputación de Sánchez entre sus pares. De La Haya, el presidente del Gobierno viaja a Bruselas para un Consejo Europeo poco trascendente y en el que se volverá a encontrar con muchos de los que estaban con él en la OTAN, salvo que en Bruselas no estará Trump semalándole como «el problema» de la organización.