Don Manuel y su nada extraña familia

La voluptuosa personalidad política de Fraga halló siempre refugio en su esposa y en sus cinco hijos

Don Manuel y su nada extraña familia ABC

BLANCA TORQUEMADA

21/01/2012
Actualizado a las 10:07h.

Una última voluntad inquebrantable fue la de ser enterrado en el recoleto cementerio de Perbes junto a su esposa. Manuel Fraga Iribarne y Carmen Estévez Eguiagaray forjaron una vida en común marcada por la personalidad singular e impetuosa del fundador del Partido Popular, ... sumido en una ciclópea actividad diaria a lo largo de décadas. No era un padre de familia al uso, obviamente, y él mismo lo reconoció con esa ternura que a veces asomaba inesperadamente entre las aristas de su carácter, cuando comentó que su mujer vivía como «una viuda». Pese a lo cual, por encima de los obstáculos para la gestión de lo cotidiano, formaron un equipo sólido sobre los cimientos de convicciones religiosas compartidas.

Como si el brillo intelectual y académico quisiera estar presente en todos y cada uno de los capítulos destacados de su biografía, Fraga conoció a la que terminaría por convertirse en su esposa en 1945 en la Facultad de Derecho, en Madrid. Le deslumbró desde el primer momento: era una joven guapísima. Él estaba entonces a punto de leer su tesis doctoral y Carmen se acababa de matricular en esa misma carrera, pero no la terminó porque tres años después decidieron contraer matrimonio.

Cinco hijos y una prohijada

Tuvieron cinco hijos: Carmen, Isabel, José Manuel, Ignacio y Adriana, además de una prohijada, Amalia, de quien Fraga se convirtió en tutor. Y, pese a que la vida familiar siempre estuvo presidida por la discreción, nunca se ha visto a Manuel Fraga más abatido que el día del entierro de su esposa, fallecida el 23 de febrero de 1996 tras una cruel enfermedad. Hoy sus hijos la recuerdan como la mujer que, pese a lo mucho que le gustaba viajar, renunció a muchos desplazamientos porque nunca les quiso dejar al cuidado de terceras personas.

Nacida en León en septiembre de 1925, hija de un coronel de Infantería, Carmen Estévez Eguiagaray era tres años más joven que su enciclopédico esposo, y siempre eludió protagonismos. Aunque asumió con gusto un papel más visible durante la etapa en la que Fraga estuvo al frente de la Embajada de Londres , dos años (1973-1975) en los que exhibió elegancia, prudencia y saber estar. Fue la etapa más feliz de su vida, solía evocar, lejos de la vorágine política española. El matrimonio la disfrutó intensamente junto a su hija menor, Adriana. El resto de la prole ya estaba en la fase de los estudios universitarios y no se trasladó con ellos a la capital británica. En esos años, Carmen Estévez se planteó reengancharse en la carrera de Derecho, pero no lo llegó a hacer.

Cuando los Fraga regresaron a Madrid se instalaron en una de las viviendas de la Universidad Complutense reservadas a catedráticos, en Moncloa. Un piso de 200 metros cuadrados al que el fundador del PP renunciaría después, en un ejercicio de austeridad. Y ahora ha fallecido en un modesto apartamento de 90 metros cuadrados.

Los hijos tomaron diferentes rumbos profesionales: sólo la mayor, Carmen, hoy eurodiputada del PP, se dedicó a la política después de rubricar un currículo digno de su progenitor, tras licenciarse en Geografía con premio extraordinario y en Derecho. Isabel es médica (volcada en los cuidados de su padre en los últimos meses), y José Manuel, abogado del Estado. Siete nietos continúan la saga, tres de ellos hijos de José Manuel, otros tres de Ignacio y uno de Adriana.

Como contrapunto de la arrolladora actividad pública de Fraga, Carmen Estévez escogió el papel de referencia estable de la vida familiar. Siempre fue reservada, pero sí habló ante la prensa en 1988, cuando un ataque de los terroristas del Exército Guerrilleiro do Pobo Galego destruyó el chalé familiar de Perbes: «Esto no puede ser obra de gallegos», sentenció desolada ante las ruinas de su casa. Hoy, ya junto a su esposo, descansa muy cerca de aquel mismo lugar.