López advierte de que un PNV en el poder rescataría el soberanismo
Dice que no «diluye» la identidad vasca, sino «los espacios de impunidad»» y las «redes clientelares»
I. R. / J. P.
MADRID
El lendakari, Patxi López, advirtió ayer del riesgo que supondría que el PNV recuperara el poder en el País Vasco, ya que la pretensión de sus dirigentes es «volver a poner sobre la mesa sus planes soberanistas», bajo el pretexto de la «normalización». López ... reivindicó la capacidad de liderazgo de su Ejecutivo y agradeció a Antonio Basagoiti el apoyo del PP, prueba de que los vascos «somos capaces del acuerdo entre diferentes».
En su intervención en el Foro ABC, organizado por Deloitte, recordó que su prioridad al llegar a Ajuria Enea fue dejar atrás elementos de confrontación, como los planes soberanistas de Ibarretxe. A su juicio, el cambio «se ha producido en un tiempo récord» y de manera tan intensa que ha sido asumido por la sociedad vasca. «Ya casi no nos acordamos, pero la política en Euskadi tenía por denominador común la crispación. Todo era bronca y conflicto». Sin embargo, advirtió, «no nos podemos dormir», ya que el PNV insiste en que «el futuro del País Vasco pasa por el derecho a decidir, por el soberanismo, por la consulta...y, entre otras cosas, para eso piden ahora una “mesa de partidos”. Para volver a poner encima de la mesa sus planes soberanistas».
El lendakari auguró que, a las puertas de las elecciones, los nacionalistas «ocultarán sus verdaderas intenciones, porque saben que no es eso lo que quiere la ciudadanía vasca». «Pero ese riesgo está ahí y hay que conjurarlo porque, de ninguna manera, podemos dar marcha atrás en lo mucho que hemos avanzado estos dos años», advirtió.
A su juicio, lo que está «diluyendo» su Ejecutivo no es la «identidad vasca», como le reprochan los nacionalistas, sino «los privilegios», «los espacios de impunidad», «los chiringuitos y las redes clientelares que otros construyeron»...
Patxi López recordó que nada más llegar a Ajuria Enea aplicó el principio de «tolerancia cero» para acabar con la simbología etarra. Dicho esto, aseguró que su Gobierno está a la cabeza de la actual estrategia, que ha dejado una ETA «más débil que nunca», y liderará también «el nuevo tiempo» que girará sobre tres ejes: la justicia para reconocer el daño causado y resarcir el dolor de las víctimas; la verdad para no olvidar y para que la memoria de lo sucedido se convierta en un muro de contención frente a futuros totalitarismos, y la democracia para construir la convivencia.
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